Preparado Atlético de San Luis para su encuentro ante Pumas
MATEHUALA, SLP., 14 de noviembre 2020.- Rogelio Peña Medellín, es originario de la ciudad de Matehuala y desde hace 34 años se dedica a reparar diferentes tipos de relojes que van desde los de cuerda hasta los modernos de pila, con él es la tercera de cuatro generaciones que se dedican a este oficio en la ciudad de las camelias.
Fue su abuelo quien enseñó a dos de sus tíos y a su señor padre a reparar diferentes tipos de relojes, al principio solo se restauraban relojes de cuerda y automáticos que eran los más comunes que usaban las personas.
“Al principio eché a perder algunos, no se diga cuando llegaron los de pila, pero lo que me ayudo fue haber estudiado electromecánica, eso sin duda fue una parte importante para continuar con este trabajo”, explicó.
LAS HERRAMIENTAS
Los instrumentos datan de los años 50 y otros de los 60’s y 70’s, al principio contaban con pinzas, posteriormente con un aparato para abrir los relojes de pulso, en un principio no era tan complicado ya que todas las tapas traseras eran del mismo tamaño, además la mayoría eran de cuerda, el problema fue cuando salieron más grandes o de pila.
Algunas herramientas pasaron a ser obsoletas, sin embargo las pinzas se mantenían y el destapador se fue adaptando conforme salían nuevos modelos, ya que al inicio el aparato de presión solo alcanzaba cierto tipo de tapas.
No obstante, conforme salían nuevos modelos se inventaron cosas con qué tapar, se adaptaron tornillos, maderas, soleras y tornillos, para alcanzar diámetros, además como los cristales de algunos relojes eran curvos se adaptaron tubos para los vidrios para que no se dañaran al momento de destaparlos.
LA REPARACIÓN DE UN RELOJ
“Que si existieron o existen relojes imposibles claro que los hay, no se diga todos los que son de tres o cuatro manecillas, esos siguen siendo complicados, pero con el paso del tiempo nos tuvimos que adaptar a las nuevas tecnologías aprendiendo a componer relojes de pila, cuarzo y solares”, dice el relojero Rogelio Peña.
En Matehuala no existe relojero alguno que repare los relojes modernos, todos se llevan a la capital del estado u otras ciudades ya que su compostura es más compleja.
“Los relojes que son mi especialidad son los de cuerda, en esos prácticamente me tardo media hora, desde que empiezo a desarmar la caja hasta meterlo a la caja, pasando por la lavadora, el engrasado y armado”, aseguró.
HASTA MILAGROS
“Dar servicio al cliente es lo bueno; no el pago, al principio mi papá tenía buena clientela, alguna vez de pequeño recuerdo poniendo una cartulina en el negocio que decía: ‘Se hacen trabajos no milagros’.
“Mi padre me dijo que me arrepentiría y fue precisamente cuando abrimos el segundo negocio, que cambié esa forma de pensar y mejor decidí poner una cartulina que dijera: ‘Se hacen hasta milagros’, para que los clientes llegaran”, recordó.
La compostura de un reloj en la relojería Peña, va desde 80 pesos, pero ya cuando es de calendario o calendario doble sube a 150 pesos e inclusive hasta los 180 pesos en los sencillos, pero un reloj de segunda máquina que es de mejor calidad, va de los 250 pesos a los mil 400 pesos.
“Todos estos precios son accesibles y creemos que el valor para la familia es mantener esta tradición, por ello en cada uno de los trabajos les dedicamos el mayor tiempo posible para que el cliente quede satisfecho”, indicó.
La llegada del celular vino a quitar algo de trabajo, pero el hecho de traer un reloj en el pulso es algo que no acabará nunca, esa es la esperanza de un relojero.