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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 8 de diciembre de 2019.- El pasado 14 de noviembre inició el programa de Rescate de Pintura Virreinal por parte del Consejo del Centro Histórico de San Luis Potosí, a través de su Patronato de Restauración y Conservación del Patrimonio Artístico.
De acuerdo con información del consejo, cuenta con un acervo superior a las 500 piezas resguardadas en recintos religiosos y civiles, los cuales datan de los siglos XVII y XVIII; obras de pintores novohispanos de nivel internacional.
Sin embargo, la mayoría se encuentra dañada por el paso del tiempo y omisiones para su conservación, por lo que fue necesario implementar un proceso de restauración de cinco importantes obras.
Aunque aún no se ha asignado a ninguna empresa o restaurador específico que llevará a cabo los trabajos, debido a que se encuentra en análisis el esquema que mejor delimite los criterios técnicos óptimos, para lograr un mejor resultado, hay avances en otros aspectos.
Por el momento, se cuenta con el respaldo del presbítero Jesús Omar Salazar Martínez, titular de la Dimensión de Bienes Culturales de la Iglesia, quien otorgó los permisos al consejo para que las obras puedan ser analizadas y restauradas.
A RESTAURACIÓN
El retrato de Don Joseph Pablo de la Serna Aguilar me fecit del Siglo XVIII es un retrato novohispano que representa a uno de los personajes más brillantes de la época, don Joseph Pablo de la Serna. Vestido con la indumentaria que muestra su estatus social, posando a un lado de un estante, además que se puede ver sobre su escritorio un libro de Tomás Kempis, canónigo agustino, autor de la obra Imitación de Cristo, escrito en 1471.
La obra presenta craqueladura, faltantes de base de preparación y capa pictórica, tela debilitada y rota, así como deformación de polilla y marcas en su bastidor.
La Virgen del Pilar de Juan Correa del Siglo XVII es una obra que le fue encargada al pintor como una representación cívico-religiosa, para implorar a la Virgen del Pilar el cese de las inundaciones que habían afectado a la capital durante el año de 1688.
El pilar en la que se encuentra la virgen representa la verticalidad, símbolo del conducto que une el cielo y la tierra. A sus pies, en la parte inferior de la pintura, se puede observar al alcalde Bernardo Íñiguez del Bayo quien estuvo en el cargo de 1687 a 1690, así como otros funcionarios junto a la imagen de Santiago Apóstol. Al fondo se aprecia la ciudad entre el Río Santiago y la Sierra de San Miguelito.
En la actualidad la obra presenta repintes opacos, con diferente textura y color, craqueladuras, así como deformaciones de plano y lienzo.
El Exvoto del Alférez Real Don Diego Acevedo, Escuela de Correa del Siglo XVII, fue realizada en el afamado taller de los Correa, considerado uno de los más antiguos de México. La obra representa el milagro de la recuperación del Alférez Real y Alguacil Mayo de la ciudad, Don Diego de Acevedo, quien al caer enfermo no podía recuperarse a pesar de la intervención y esfuerzos de los médicos.
Se puede observar a don Alonso Pérez de Bocanegra, quien tomó el Santo Cristo Milagroso de la Catedral Metropolitana para presentárselo a don Diego, quien en ese momento volvió a la vida.
Como agradecimiento el alférez mando pintar el cuadro, que hoy en día presenta ausencia de capa pictórica, escamas y craqueladuras.
También será intervenida Nuestra Señora del Coral de Juan Sánchez Salmerón, obra realizada en 1709. En la pintura sobresale el contraste entre figura y fondo, además de la peculiar y larga cartela en la que aparece la firma, en la cual se puede leer que esta virgen es venerada en la Iglesia de San Idelfonso en Sevilla, España.
Su importancia deriva en la ornamentación dorada aplicada, posteriormente, a su factura; dicha intervención le dio riqueza y belleza a la obra original.
Hoy en día Nuestra Señora del Coral tiene craqueladuras, ausencia de capa pictórica, agujeros, escamas y roturas.
La Transverberación de Santa Teresa, de autor anónimo es una obra del Siglo XVII y aunque se desconoce quién es el creador de dicha obra, estudiosos de la obra franciscana la atribuyen a Barragán, la cual perteneció a uno de los retablos barrocos del Templo de San Francisco y que en la actualidad está en su sacristía.
El óleo plasma el fenómeno descrito por Santa Teresa de Ávila en su obra autobiográfica, Libro de la Vida, en el que rememora una visión que tuvo en 1562, cuando se le apareció un ángel y le clavó una flecha ardiente en el corazón.
La pintura está deteriorada por contaminación por pintura, rotura de tela y craquelados.