Preparado Atlético de San Luis para su encuentro ante Pumas
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 17 de noviembre de 2019.- Teresa es una señora de 50 años que sufre de epilepsia y artritis reumatoide, aun así carga con su hija todos los días para pedir ayuda en las calles del Centro Histórico de la capital, con apoyo del señor Luis, actual pareja de Teresa, que está en las mismas condiciones, pues él cuenta ya con 5 operaciones por hernia con 68 años de edad. La hija de Teresa, Eréndira, con 32 años, tiene necesidades especiales.
Teresa comenta que cuando su hija contaba con unos meses de nacida a causa de una fiebre incontrolable presentó un cuadro de repentinas convulsiones, al ser atendida por el personal del seguro, fue que le dieron la primera señal de su largo calvario, la pequeña Eréndira de tan solo unos meses fue diagnosticada con epilepsia, sin mayor temor se enfrentó a cuidar de su hija y de ella, pues al tener también epilepsia los cuidados de la niña eran muy difíciles, pues al presentar Teresa una convulsión la niña sufría también de lesiones. Teresa presenta en su cuerpo distintas marcas y cicatrices del daño que ha sufrido a casusa de la epilepsia.
Con tan solo un año de edad, al ver Teresa que su hija no se sentaba, no jugaba, o balbuceaba como los demás niños, volvió al médico, fue ahí donde una segunda noticia le marcaría de por vida, la niña presentaba lesiones en el cerebro y esto determinó el diagnostico de parálisis cerebral.
La pareja de Teresa, padre biológico de Eréndira, debido a la situación de salud que cruzaba con su hija y sabiendo de la enfermedad de Teresa las abandono, dejando a Teresa y a su hija a la suerte, fue ahí donde comenzó el verdadero calvaría para Teresa y Eréndira, acudiendo a las debidas instancias solo logró que el padre le otorgara el seguro social y la casa donde actualmente habitan, pero son demasiados los gastos, entre medicamentos y atención médica, por lo que Teresa no puede cubrir los gastos completos.
Al morir sus padres adoptivos y su única hermana biológica, Teresa quedó completamente sola, una familia cercana a ella y su hija les apoyaban con comida, y aunque Teresa intento trabajar en varias ocasiones, por su condición de salud la despedían y en otros lugares no la contrataban.
Sin perder la fe, “yo le pedía mucho a Dios que me ayudara”, contó Teresa, con el tiempo, llegó Luis, un señor de 68 años de edad que cuenta con cinco operaciones por hernia discal, quien se encargó de ellas y con lo poco que vende de cosas como lo mencionó ella, chacharitas, tratan de salir adelante, pero aun así es muy poco para lograr cubrir todas las necesidades que tienen como familia.
Ya han acudido al DIF para pedir ayuda, pero ésta solo se concentraba en dos o tres paquetes de pañales, los cuales no aportan mucho a las necesidades de esta familia enferma. Comentan que sobreviven de lo que piden en las calles, la ayuda para los de la tercera edad que recibe don Luis, y lo poco que vende de sus chacharitas, las necesidades de esta familia son muchas, Eréndira no tiene una silla adecuada para ella, y es que a una silla de ruedas común le adaptaron unos cartones para poder mantenerla derecha. Teresa comenta que el gasto de pañales para Eréndira es de $1,500, y que ya tienen retrasos en los pagos de la casa que habitan, ella también necesita medicamentos, para su epilepsia y para su artritis.
Don Luis y Teresa no cuentan con asistencia médica, la única en tener seguro es Eréndira, fue lo único que su padre biológico quiso darle, el apoyo que el gobierno de AMLO ofreció les estará llegando hasta dentro de un año, y aun así están en un posible veremos si se les autorizan dicho apoyo.
Ellos por el momento siguen pidiendo ayuda en las calles del centro, con su pequeña niña en una obsoleta silla de ruedas, y luchando contra los desalojos y el clima, sin faltar un día siempre están al pendiente, luchando por su familia.