Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
En este espacio se han comentado diversos hechos sobre la necesidad de dar continuidad a varios programas y esquemas de investigación, científica e innovación, CTI.
La crudeza de hechos y cifras puede ser desalentadora; al menos eso me han comentado algunos de mis lectores.
Sin alentar expectativas desaforadas, con la mayor objetividad posible, con lo crudo que venga al caso, quizá esta ocasión sea diferente el sabor de boca que deje mi opinión.
El punto es que CONACYT y SENER han expresado que las evaluaciones de los Centros Mexicanos de Innovación en Energía, CEMIE, les han dado muy buenas sorpresas. Dicen que los CEMIE han obtenido resultados favorables.
Seguramente habrá solicitud de cambios, adecuaciones y requerimientos diferenciados; eso no será problema, lo sería una decisión de cancelar cualquier CEMIE – esfuerzo muy joven y prometedor -.
Algunos de los CEMIE han generado conocimiento, publicado en las revistas científicas más importantes, seguido del registro de la propiedad industrial con familias de patentes en diversos países. La publicación del conocimiento da algún nivel de certeza que es novedoso. Una patente otorgada garantiza la propiedad de la tecnología resultante del conocimiento generado; implica novedad tecnológica que toma mayor relevancia cuando es patentada en diversos países, es decir, como familia de patentes.
Tal evidencia ha sido reconocida por CONACYT y SENER. Convencer a los sectores como usuarios, por ejemplo, la CFE, es toda una labor.
Pensemos en las patentes. Si el conocimiento generado se asocia a patentes y la propiedad industrial de dicha pertenece a un Centro Público de Investigación, pensemos en alguno CONACYT, o bien, quizá, podría ser alguno sectorizado en SENER. En este caso la patente garantiza que la propiedad pública es del estado mexicano. Es decir, si bien los derechos de inventores son inalienables, la propiedad industrial que los derechos asociados a la tecnología, digamos de uso y usufructo, son del estado mexicano a través del CPI.
Luego entonces, los resultados en CTI y su evaluación están propiciando la convergencia de capacidades mediante evaluaciones. Ha tardado mucho tiempo en mi opinión y se han ocasionado retrasos.
Uno de los cambios es que alguna institución usuaria exprese las necesidades, demande resultados dirigidos esas necesidades, para hallar las intersecciones de capacidades instaladas, de materia gris y equipamiento. De suceder, extensiones de continuidad serán consecuencia del enlace entre necesidad y solución.
Lo anterior es una ruta que en mi opinión es conveniente, más aún, necesaria, para México.
Dicho lo anterior quiero añadir que, si bien necesario, no será suficiente. Hallar las condiciones necesarias y suficientes implica que algún momento próximo futuro se planee la inserción de capital privado.
Una estrategia de largo plazo, mas allá del actual sexenio, requiere proyectar, en algún momento futuro, que el estado deje financiamiento para que inversión privada genere impuestos y, así, con recursos provenientes de mayor actividad económica formal, sin, necesariamente, incrementar o añadir tasas impositivas, el estado siga atendiendo necesidades públicas.
Encontrar las intersecciones de necesidades y soluciones serán posibles de largo plazo. Las evaluaciones de resultados y convencer mutuamente de la continuidad, con los ajustes pertinentes, es una ruta correcta.