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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 30 de septiembre de 2019.- Roberto Vargas es un potosino aventurero que desde muy joven decidió emigrar de su tierra natal, sin imaginar que el destino dividiría su vida en tres culturas: la mexicana, estadounidense y española.
Cuando tenía 16 años vivía con su madre en el Barrio de Santiago de la capital potosina, su padre trabajaba en Chicago. Era un joven común que disfrutaba merodear en el Centro Histórico, sobre todo visitar la Plaza de Armas y el Jardín de San Francisco en compañía de su madre y abuela, también recorría los mercados y en esta ciudad trazó su ruta profesional, hasta que su familia decidió reencontrarse en Chicago, Illinois.
Allá se adaptó al cambio, terminó la High School y comenzó una carrera universitaria como ingeniero informático, pero la dejó inconclusa, enseguida comenzó a trabajar en una aerolínea norteamericana y así pasó cerca de una década.
Más tarde conoció al amor de su vida y actual esposa, una joven de Madrid, España, que aceptó vivir con él en Chicago, pasaron allá siete años juntos. El amor por su mujer, que añoraba volver a Madrid, lo llevaron al viejo continente y dejó atrás 18 años de una vida cómoda en Estados Unidos.
MEXICANOS, QUERIDOS EN ESPAÑA
Antes de viajar a España, Roberto concluyó en Chicago una licenciatura en informática y recién llegado a Madrid encontró trabajo. En su experiencia, refiere que el hecho de ser mexicano abre puertas inimaginables en el viejo continente.
“En España mucha gente conoce o tiene familiares en México y eso les da confianza. En Madrid he trabajado en tres empresas y en cada una de ellas me sentí más que bien recibido”, relató.
“Compartimos el mismo idioma. Yo hago mi comida mexicana, eso lo llevo conmigo siempre. No predico todo el tiempo que soy mexicano, pero creo que en cierta forma les hago sentir lo que yo siento por mi país, una nación muy grande y con muchas costumbres muy ricas”, señaló el potosino.
CHOQUE DE CULTURAS
Uno de los aspectos más complicados para Roberto en su adaptación de residencia en Madrid, ha sido la limitación en la calidad de los servicios, respecto a lo que estaba acostumbrado en Chicago.
“Los apartamentos en Madrid son muy pequeños, yo tenía mi casa con un espacio muy cómodo en Chicago, donde además todo es muy fácil de conseguir, encuentras todo abierto a todas horas y aquí en Madrid las tiendas las cierran temprano o no las abren los domingos, no encuentras lo que buscas a determinadas horas y eso es enfadoso”, compartió.
Sin embargo, la vida en España también tiene su encanto. No en vano tiene ahí ya 18 años; se considera un hombre común, con un empleo convencional, pero con un espíritu de aventura que lo ha llevado a conocer muchos lugares del mundo, en los cuales, ser mexicano atrapa la atención por una admiración extranjera hacia las raíces Aztecas y su fusión con la cultura española.
AÑORA LA TIERRA TUNERA
Roberto viaja cada año de Madrid a San Luis Potosí. En los últimos tres sus visitas fueron más recurrentes, pero en circunstancias nada agradables: su padre enfermó y recientemente dejó el mundo terrenal. Aun así, le gusta recordar su infancia y adolescencia en el estado que lo vio nacer. Lo añora.
“Tengo muchos amigos en San Luis con los que mantengo comunicación; lo que más echo de menos de allá es claro la familia y amigos… la ciudad en sí, que es un conjunto de cosas que me hacen sentir muy bien y me trasladan a recordar una hermosa niñez, eso siempre es bonito”, concluyó.