Llegará Estado de silencio a Netflix este jueves
La anterior ya no es sólo una duda. No, hoy parece una preocupante realidad.
Y si es difícil de creer basta analizar algunas decisiones presidenciales –todas ellas ominosas–, para confirmar que el gobierno federal abandonó “la plaza” del combate contra el crimen.
Incluso no pocos “territorios en disputa” han sido tomados por bandas criminales hegemónicas –como en Tamaulipas–, a las que el presidente suplica que “se porten bien” para “que no hagan sufrir a sus mamacitas”
Es decir, vivimos la realidad de un Estado tomado por el crimen.
Y es que nadie puede negar que plazas completas que por años disputó el Estado –regiones enteras del país–, hoy están en manos del crimen que, incluso, se dice aliado del Estado “para limpiar” tal o cual región.
Por eso la pregunta. ¿Cuales son las señales ominosas de la nueva realidad?
Aquí algunos ejemplos.
1.- Por orden presidencia ya no se persigue a las cabezas de las bandas criminales, lo que equivale a que se les mandó el mensaje de que pueden actuar libremente.
2.- Por orden presidencial, policías, militares y marinos ya no pueden responder con el uso de la fuerza, sea en un choque o enfrentamiento con matarifes de las bandas criminales; mensaje que convirtió a policías, militares y marinos en caricatura del poder; botargas a las que todos escupen, apalean, patean e insultan a placer.
3.- Por orden presidencial se canceló la incautación de las principales drogas duras, curiosamente las más rentables pero también más perniciosas. Hoy sólo se incautan las drogas que, por casualidad, caen como resultado de operaciones rutinarias.
4.- Por orden presidencial nadie en el gobierno federal habla de la lucha contra el crimen; guerra que terminó por decreto presidencial. Ante tal decreto las bandas criminales entendieron que el gobierno de AMLO reconoció la victoria criminal y, por tanto, se empoderó como nunca a los barones de la droga y del crimen.
5.- Según estimaciones oficiales, en los primeros 300 días del gobierno de AMLO se alcanzará la escalofriante cifra de 30 mil muertes violentas; un promedio de cien mexicanos muertos por día; muchos más muertos que en guerras convencionales.
6.- En su Primer Informe el presidente nunca hizo una sola mención directa a la persecución de las bandas criminales, en tanto que en sus mañaneras poco cuestiona las masacres y menos a los responsables.
7.- El propio Obrador se ha dicho “feliz, feliz, feliz” por la interlocución con capos criminales como Joaquín Guzmán “El Chapo”, a cuya familia facilitó visas y un trato diplomático preferencial. El peor ridículo del presidente, sin embargo, es que llegó al extremo de suplicar a los criminales que le vendan gasolina al Ejército mexicano para que haga su trabajo.
9.- En paralelo empezó, en la práctica, la exoneración de algunos de los mayores criminales. Hoy son legisladores federales de Morena muchos de ellos. Otros que estaban en prisión, como Gildardo López Astudillo “El Gil” –el principal responsable de la muerte de los 43 de Iguala–, ya esta libre.
Eso sin contar con la liberación de secuestradores y matarifes a los que se da la calidad de presos políticos, mientras se acelera el perdón a pillos como Javier Duarte, el ex gobernador de Veracruz, que pronto estará libre.
10.- Contra la furibunda reacción que en otros sexenios mostraron políticos, periodistas y medios vinculados a la mal llamada “izquierda” –y que hoy están en Morena–, ahora nadie se escandaliza por matanzas como las de Coatzacoalcos y Minatitlán y a nadie importa que –por ejemplo–, en los primeros meses de 2019 hayan sido masacrados más de cien servidores públicos –incluidos policías–, sólo en Guanajuato.
11.- Todo lo anterior sin contar con una persecución estalinista contra ONGs que llevan el recuento puntual de algunos delitos de alto impacto, como el secuestro. Y el ejemplo de esa persecución es la campaña calumniosa contra Isabel Miranda de Wallace, presidenta de Alto al Secuestro.
Como saben, Isabel es madre de un secuestrado y por eso preside la reputada organización que lleva el más puntual seguimiento sobre ese delito en México. Isabel es perseguida por el gobierno de AMLO y sus pistoleros mediáticos, “porque incurre en el delito” de decir la verdad sobre el fracaso en las políticas públicas contra el secuestro en el gobierno de Obrador.
¿Así o más claro que el gobierno de Obrador ya entregó “la plaza” al crimen?
Al tiempo.