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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 19 de junio 2019.- En las entrañas del Mercado República se encuentra El Laurel, una botánica que desde hace más de 44 años se dedica a proveer a las familias potosinas de todo tipo de plantas medicinales para el tratamiento de muchas enfermedades.
Ahí atiende Isaac de la Cruz González, propietario del negocio, quien comentó que desde pequeño conoce el universo de las plantas medicinales, así como sus propiedades, porque su casa se encontraba llena de hierbas; su padre, Juan Francisco de la Cruz, fue el primer botánico en San Luis Potosí y era conocido como El Matarique.
Para Isaac, la herbolaria corre por las venas de toda su familia, compuesta por cinco hombres; además de él, dos de sus hermanos también se dedicaron de lleno al oficio que desde siempre les inculcó su padre y por eso, durante su juventud quiso estudiar medicina y llegar a ser cirujano, pero no le fue permitido tomar ese camino.
“Le dije a mi padre ‘voy a seguir estudiando y quiero llegar a ser médico’ y sus palabras textuales fueron: ‘más vale un buen comerciante que un mal estudiante, llévese esas hierbas al mercado y póngase a vender’, desde entonces estamos aquí”. En ese momento Isaac tenía 12 años, ahora cuenta con 79 y toda su vida dedicada a la salud desde otra rama medicinal.
DESDE EL PRIMER DÍA
Su llegada al mercado sucedió el primer día en que abrió sus puertas en 1975, donde continúa perpetuando los conocimientos ancestrales. De su negocio, don Isaac pudo brindar una carrera profesional a sus hijos -cinco hombres y dos mujeres- “a todos les di escuela y gracias a Dios van muy bien”.
Continuar aún en el mercado, significa para el botánico la satisfacción de servir a la humanidad, curarla y ejercer los conocimientos aprendidos a lo largo de los años, “es una satisfacción que la gente venga y diga: ‘Oiga, qué buena hierba. Le encomendé a mi suegra, mi familiar, mi hermano va a venir a verlo porque yo me sentí bien’, esa es una satisfacción”.
A pesar de los avances tecnológicos y medicinales, las personas continúan creyendo en las hierbas, “es un medio para que la gente se cure y, sobre todo, barato. A como están las cosas ahorita, las medicinas están muy caras. La gente viene, quien conoce de hierbas y les tiene fe”, asegura.
Isaac de la Cruz subrayó que su padre se encargó de brindarles todo el conocimiento del que disponía a través de libros, la primera obra sobre la historia de las plantas medicinales y la Farmacopea Mexicana, el cual también era utilizado en las farmacias.
HIERBAS BUENAS Y MALAS
Califica las hierbas en tres tipos: medicinales, tóxicas y las que no sirven para nada; las identifica a partir del olor, color, el sabor, entre otras características, “hay unas hierbas sabrosas, unas bien amargas; unas que le estriñen, que le laxan; por eso es el conocimiento de las plantas, para saber exactamente qué efectos le van a hacer”.
Víctor de la Cruz Huerta, uno de sus hijos y quien ha continuado con la tradición familiar, comentó que los pacientes llegan y cuentan sus penas, para que así puedan recetarle las hierbas necesarias, así como el tiempo en el que deben tomarse y cómo hacerlo.
“Si viene el paciente y nada más trae un mal de orín, yo le ofrezco este paquetito para que lo tome 15 días y listo. Si me dice que trae piedras en los riñones, le ofrezco el tratamiento de un mes y unas cápsulas, que se tome tres veces al día las capsulitas y el tecito como agua de uso, y con eso en 20 días comienza a sacar piedras”, contó.
El Laurel se surte de todas partes del estado, desde la zona Altiplano, hasta la Huasteca. Son de 300 a 400 hierbas las que se encuentran en su estante y en donde también se hacen combinaciones para diversos malestares, como la diabetes, la colitis, problemas de circulación, sistema nervioso, entre otros.
También crean champú contra la caída del cabello, ungüentos de árnica y caléndula y píldoras que contienen hierbas trituradas y purificadas. Los productos más buscados son aquellos para padecimientos de colitis y gastritis, piedras en el riñón y en la vesícula, para continuar con la diabetes y todos los demás malestares.
DEL CAMPO AL MERCADO
La gente del campo es la encargada de llevar hasta el Mercado República todas las plantas necesarias y la temporada de lluvias es la ideal para contar con el producto suficiente. Incluso cuentan con hierbas del extranjero, traídas desde países de oriente como la cúrcuma, aunque su precio aumenta a comparación de las nacionales, ya que llegan por paquetería.
Al igual que su papá, comentó que desde pequeño comenzó a acudir al local para aprender sobre la botánica todo lo que pueda, “en mis ratos libres de escuela me venía para acá, igual sábados y domingos porque me gustaba. Veía cómo hacía el té y revolvía hierbas”.
Ante tanta historia, don Isaac tiene la esperanza que con los años el conocimiento de la botánica que ha heredado se continúe inmortalizando a través de sus hijos y nietos.
“Es un negocio de padres a hijos, yo ya tengo a quienes van a seguir en sucesión mía y así continuamente. Ojalá que sea para muchos años, porque primero fueron mis abuelos, luego mi papá, ahora fui yo, después serán mis hijos, y los hijos de mis hijos. Vamos dejando todo el legado, todo el conocimiento”, concluyó.