Preparativos para una amenaza llamada Trump
La #energía es un insumo para la humanidad. Sin combustibles y electricidad la vida no sería, en lo absoluto, lo que ahora conocemos. Ni siquiera se parecería. Los beneficios del conocimiento serían raquíticos; como ejemplo, habría esperanza de vida muy baja.
Respecto a los combustibles, la humanidad simplemente inició quemándolos: madera y carbón orgánico para generar calor y cocinar; luego carbón mineral para, además, obtener vapor saturado a fin de mover locomotoras y generar electricidad; después petróleo, además de lo anterior, por tener diferentes moléculas potentes, para obtener derivados muy variados como, entre muchos más, turbosina y gasolina.
Ahora, en vez de simplemente quemarlos, podríamos producirlos. Una manera contemporánea, sustentable e inteligente, del siglo XXI, pues, es usar el conocimiento transversal para producir combustibles como insumo sustentable.
Tomemos como ejemplo, la industria del #tequila. Según Forbes (11 de noviembre de 2013), México generó en 2013 cerca de 60,000 empleos directos en esta industria. Ahí se reportó, sólo para Latinoamérica, excepto México, que Brasil había consumido poco mas de 1.3 millones de litros; Chile poco mas de 744,000; y, para no hacer el cuento largo, la suma de 4.1 millones de litros de tequila.
Resulta que cada litro de tequila genera entre 9 y 12 litros de agua residual, dependiendo de las variantes del proceso, con acidez y materia orgánica disuelta. Así que tendríamos 41 millones de litros de agua residual contaminante debido a lo consumido en aquellos países. Y ni que decir de los residuos sólidos orgánicos; el bagazo.
Una consulta rápida al portal del consejo regulador de tequila arroja que para 2018 se produjeron 309 millones de litros de tequila, lo que hace más de 3,000 millones de litros de agua residual sólo en ese año.
Pero no me malinterprete, no sugiero que se detenga la producción de tal bebida espirituosa, esa que, dice la leyenda, descubrieron los habitantes precolombinos, pueblos originarios, en nuestro México y que genera decenas de miles de empleos directos.
Lo que sí viene al caso es tratar los residuos orgánicos, ya disueltos en agua ya sólidos, para que produzcamos el llamado biogás (mezcla de metano, dióxido de carbono y trazas de otros compuestos) y de ahí electricidad. Al producir biogás también se tienen materia orgánica para enriquecer suelo, como en de las zonas áridas mexicanas. Y adicionalmente, se trata el agua para que no contamine. Así se derivan productos sustentables a partir del tequila: biogás para generar electricidad, agua que no contamina y materia orgánica para enriquecer suelo.
Lo mismo que para tequila, sucede para la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (#FORSU). Como el caso de todo lo que las centrales de abastos urbanas desechan. Tampoco propongo se cierren las centrales urbanas de distribución de alimentos. La idea es que las toneladas de #FORSU se procesen, en vez de confinarlas, para la producción de biogás, de ahí electricidad y materia orgánica para enriquecer suelos del campo mexicano.
Para cerrar le comparto además que, desde hace más de 2 años, en México hay proyectos para generación de conocimiento y de desarrollo tecnológico propio para estos fines. Proyectos ya financiados, aprobados y en curso.
Imagine usted, no es ciencia ficción, en México se genera conocimiento para tratar residuos contaminantes, residuos provenientes agroindustria exitosa, para tener agua limpia, impacto ambiental favorable; para producir electricidad con biogás, insumo energético, y obtener materia orgánica para enriquecer suelos, para mejores cosechas.
Pero a #SENER y #CONACYT no le importa, han detenido los recursos financieros desde hace varios meses. Están deteniendo al conocimiento propio, al de México, en este caso el recurso para proyectos de energía como insumo sustentable.