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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 25 de mayo de 2019.- Y retumbaba el folclor musical, la Plaza Fundadores lucía repleta de personas, calles anexas también; las cámaras fotográficas buscaban el mejor ángulo; las pancartas y protestas no faltaron. Todos esperaban impacientes el arribo del mandatario del pueblo, del fundador de Morena, del presidente de la esperanza, Andrés Manuel López Obrador.
Eran aproximadamente las 6 de la tarde del viernes 24, cuando el Presidente de la República se dejó ver entre multitud; y las rechiflas se entonaron: ¡Fuera Nava!, ¡Fuera Carreras!, ¡Bajen al Pollo! Era la sed del pueblo potosino que descargaba en ellos, con razón o sin ella, reclamos por los actos de corrupción y el abuso de los que están en el poder.
Como si fuera un acto de campaña, López Obrador escuchó las inquietudes de algunos, a su paso. Con su ya clásica guayabera blanca y acompañado del gobernador del estado, Juan Manuel Carreras López, arribó al presidium en donde lo esperaban el alcalde capitalino Xavier Nava, funcionarios federales y representantes de los beneficiarios.
También, arriba, en el templete, en el lugar deseado por muchos, se encontraba el diputado federal, Ricardo Gallardo Cardona, mejor conocido como El Pollo, el experredista que recién migró al Partido Verde Ecologista de México y busca una alianza con Morena. Esto provocó malestar entre los morenos y sobre todo con los diputados locales de aquella coalición Juntos Haremos Historia, que desesperados gritaban que lo bajaran.
López Obrador desairó los gritos de los inconformes, y de la prensa, en el mismo actuar que tuvo, a su llegada al aeropuerto internacional, Ponciano Arriaga.
Y comenzó el discurso.
El primero en hablar fue el gobernador Juan Manuel Carreras López; pidió un minuto de silencio por los elementos de la Secretaría de Marina que se desplomaron a bordo de un helicóptero en los límites de esta entidad y Querétaro.
El protocolo siguió.
Toco el turno al más aclamado. AMLO tomó el microfono y los gritos se intensificaron.
Por un lado los comuneros y activistas coreaban, San Miguelito sí, fraccionamientos no. Al otro extremo las víctimas del delito, exigían justicia y en medio los encontronazos políticos hicieron de las suyas. Los navistas y gallardistas, cada uno con su porra abucheando al contrario.
Sereno como siempre se ha mostrado, el Presidente de izquierda comenzó con su mensaje, de paz, amor y reconciliación. Interactuando con los asistentes, como de costumbre, la charla fue tan similar a la que repitió cientos de veces, durante los 12 años ininterrumpidos de campaña, con promesas que no precisó cuándo va a cristalizar.
“El elefante está reumático, no es tan fácil”, precisó.
En un evento que duró poco menos de una hora. Y tras comprometerse a salvar de los desarrolladores inmobiliarios el pulmón de la ciudad, la Sierra de San Miguelito, se despidió de los miles de presentes.
Se retiró del lugar, con la firme promesa de acabar con la corrupción y defender a los que menos tienen. Sí, el AMLO que hizo historia, visitó nuevamente territorio potosino, así, exactamente igual, que cuando pedía el voto.