Ironía
Para entender (más o menos) a Trump (3/3)
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 28 de abril de 2019.- 16.- En este sentido, los análisis sobre el gobierno de Trump deben tomar en cuenta un posicionamiento ideológico histórico de Trump en sus comportamientos autoritarios, porque sabe que por la diplomacia y la política no avanzará en la recuperación para los estadunidenses de condado el país, el Estado y el gobierno.
A base de esos comportamientos autoritarios Trump ha avanzado en contra del Estado liberal y su establishment formado por grupos dominantes de poder: la prensa liberal, la academia, las mujeres subsidiadas, las universidades públicas liberales que han cerrado sus puertas a los conservadores y hasta los intelectuales conservadores que han llegado a una connivencia con los liberales para lograr un cruce de intereses y formar corrientes de pensamiento conservador-liberal y liberal-conservador.
Ciertamente su propuesta implica un regreso de la historia y una verdadera contrarrevolución tradicionalista, pero los liberales se han querido quedar con todo el poder y se fueron cerrando a los valores conservadores rompiendo el equilibrio ideológico que permitió la consolidación imperial de finales de la segunda guerra mundial a las elecciones presidenciales de 2016.
Mientras los liberales se sustentan en el poder de la cultura, los tradicionalistas se apoyan en el autoritarismo de personajes tipo Trump y Bannon.
17.- El problema que enfrenta Trump radica en la división en el bloque conservador: el movimiento conservador-neoconservador es más intelectual, cultural y filosófico que de masas y se mueve en los espacios del liberalismo, en tanto que el tradicionalismo es más pragmático, localista y anti Estado.
Los presidentes conservadores Nixon, Reagan, Bush Sr. y Bush Jr. se movían sin radicalismos, en tanto que los liberales Carter, Clinton y Obama avanzaron en agenda de derechos sexuales y de libertades individuales en asuntos de drogas. El conservadurismo se ha fragmentado en corrientes: neoconservadora, intelectual, derechista y tradicionalista. La agenda de Trump es la más ambiciosa hasta ahora porque va contra derechos ya ganados y responde a la derecha de condado, la fracción más exigente. Y en el tema migratorio, el asunto llega al tema de preeminencia mayoritaria wasp frente al avance de la minoría hispana.
El sector derecha de Trump se divide, y no siempre de acuerdo, en: conservador, neoconservador, derechista, derechista-tradicionalista, derecha alternativa y fascista. La derecha llegó al poder después de 65 años arrinconada por los liberales.
18.- La agenda migratoria de Trump es radical. El avance de los hispanos hace temer (George Friedman, Los próximos 100 años) una recuperación hispana en la zona suroeste que pasó a territorio estadunidense en 1848.
El mapa original de finales de siglo XVIII mostraba los territorios de las Trece Colonias con poco menos del 20% del territorio; la expansión en el siglo XIX implicó el noroeste controlado por los indios y el avance wasp implicó la liquidación de 10 millones de indios habitantes originales; y el avance al suroeste le quitó a México los estados que formaban la mitad de su territorio.
A lo largo de poco más de ciento cincuenta años, la población india es de apenas 0.8%, en tanto que la población hispana llegó a 18% en el 2016 y podría subir a 35% hacia mediados de siglo XXI. Hasta la toma de posesión de Trump, dieciséis estados –entre ellos los más grandes: Texas y California– tenían población hispana –mayoritariamente mexicana– entre 10% y 50%.
De acuerdo a los mapas, en 1960 aproximadamente el 10% del territorio estadunidense tenía presencia importante de hispanos, de manera sobresaliente el sureste: Florida, Georgia, Luisiana y Texas. Para el año 2060, la estimación revela que apenas el 10% del territorio tendrá mayoría blanca, con todo el sur, del este al oeste, de costa a costa y de frontera a frontera, con dominación hispana.
Hacia el 2060 se prevé una mayoría hispana de 37%, contra una minoría blanca de menos de 35%. Una frase del conductor de noticiero Univisión ha resumido el debate: “este país es de nosotros los hispanos, no de ellos, los blancos de Trump”.