
Con Plan de Salvaguarda fortalecerán la cultura de los pueblos originarios de SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 24 de agosto de 2025.-En medio del bullicio del Pabellón Artesanal de la Feria Nacional Potosina (Fenapo) 2025, un puesto resalta por su frescura y colorido. No son las artesanías de madera, ni los bordados típicos, sino las montañas de tunas en tonos amarillos, rojos, blancos y verdes que llaman la atención de los visitantes. Junto a ellas, hieleras de nieves artesanales, garrafones de aguas frescas y frascos de colonche completan la postal.
El aroma dulce del fruto se mezcla con el de la melcocha y el queso de tuna, ofreciendo un recorrido sensorial que no deja indiferente a nadie.
El responsable de este espacio es Rubén Alférez, originario de Villa de Arriaga, productor de nopales y tunas, quien desde hace más de 15 años participa en la Fenapo con su familia bajo la marca “Cactus Alférez”, una cooperativa totalmente familiar que nació de la enseñanza de sus abuelos y padres.
“El negocio es de toda la vida, desde niños nos enseñaron a trabajar con la tuna y el nopal, y hoy seguimos con esa tradición”, comparte con orgullo.
Rubén y su familia no solo ofrecen el fruto fresco, sino toda una gama de derivados que reflejan la versatilidad de la tuna: nieves, aguas naturales, colonche, xoconostle, melcocha, tamales de nopal, queso de tuna y hasta pan de tuna.
Entre los productos más solicitados, destaca la nieve de tuna blanca y el agua de tuna amarilla, que se han convertido en los favoritos de los visitantes.
“La tuna amarilla es la que más se mueve, tanto en fresco como en agua”, asegura.
La tuna, ese fruto ovalado y espinoso que nace de los nopales, es mucho más que un alimento. Se trata de una baya jugosa y nutritiva, con una pulpa gelatinosa llena de semillas que puede encontrarse en una gama de colores que va desde el blanco hasta el morado intenso; su sabor varía entre lo dulce de la roja y lo más sutil de la verde.
En México, y particularmente en San Luis Potosí, es considerada un referente de la identidad gastronómica.
Este año, la producción en Villa de Arriaga se vio limitada por la falta de lluvias en los primeros meses.
“Las lluvias llegaron tarde, deberían ser en marzo, abril o mayo, pero al final nos favorecen para el próximo año”, explica Rubén.
A pesar de ello, la familia Alférez logró traer suficiente producto para abastecer a la Fenapo, manteniendo su compromiso con los consumidores.
El puesto se distingue también por su promesa de productos 100% naturales, sin colorantes ni saborizantes, elaborados de forma artesanal, algo que Rubén resalta al invitar a los visitantes a probar lo que describe como “la esencia de San Luis Potosí en un vaso o en una nieve”.
La historia detrás de este negocio es también un reflejo de resistencia y adaptación. Desde los tiempos de sus abuelos, el cultivo y la transformación de la tuna han pasado de ser una labor de campo a convertirse en una empresa familiar consolidada, que ha sabido aprovechar los espacios de promoción como la Fenapo para llegar a un público más amplio.
Mientras los visitantes degustan una nieve fría en medio del calor de agosto o un vaso de colonche que despierta sonrisas por su sabor único, queda claro que la tuna no solo es una fruta: es una tradición que se transmite de generación en generación, un pedacito del campo potosino que se abre paso en el corazón de la feria.
“Los invitamos a que vengan al pabellón artesanal, a probar nuestras nieves y aguas artesanales, todo hecho a mano, con la calidad de siempre. Aquí los esperamos”, concluye Rubén, con la satisfacción de quien no solo vende un producto, sino que comparte una parte de la historia de su familia y de San Luis Potosí.
Reproducción autorizada citando la fuente: Quadratín SLP
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