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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 25 de julio de 2025.- Luego de que la Arquidiócesis de San Luis Potosí calificó recientemente a los tatuajes como “ritos paganos” y los señaló como actos contrarios a la fe católica, el tatuador potosino Neto Medellín respondió con una defensa firme del arte corporal como una forma legítima de expresión personal, cultural y artística.
“Aunque la mayoría son por estética, el tatuaje jamás perderá su valor emocional”, explicó el artista en entrevista con Quadratín SLP.
Detalló que muchas personas ven en los tatuajes una forma de recordar a un ser querido, de sanar emocionalmente o de proyectar sus creencias e ideologías.
Más allá de la crítica religiosa, Medellín destacó el significado profundo que para muchos tiene esta práctica, más allá de lo visual.
“Desde algo pequeño hasta una cubierta de cuerpo completo, hay piezas con simbolismos muy importantes para quienes los portan”.
Sobre su experiencia profesional, compartió que ha tatuado a personas desde los 18 hasta los 70 años de edad. El rango más común, dijo, es entre los 25 y 30 años, aunque reconoce que la forma de comunicación con sus clientes, y hasta el estilo, puede influir en los perfiles que más se acercan a su estudio.
“El tatuaje ha revolucionado la manera en que el arte llega a las personas. Hoy es accesible, popular y colectivo”, comentó al explicar que esta forma de expresión ha ido ganando terreno como corriente artística.
Para él, representa una oportunidad para que cada persona construya su identidad. También reconoció un cambio generacional en la percepción de los tatuajes.
“Ya no se ven como algo extraño o mal visto. Hay más apertura y conocimiento. Muchos jóvenes los entienden como algo cercano y personal”.
Finalmente, el artista hizo un llamado al respeto por la libertad individual.
“Por mucho tiempo se ha asociado el tatuaje con ideas negativas por desconocimiento. Hoy es una forma de expresión legítima y espiritual. Ni la Iglesia ni el Estado deberían decidir sobre eso”
Para Neto Medellín, los tatuajes no son un atentado contra la fe, sino una forma de honrar, recordar y reafirmar la identidad de quien decide portarlos.
El valor simbólico y emocional del tatuaje
Abi Fazz, tatuadora y psicóloga potosina, quien defiende el tatuaje como una forma legítima de expresión, arte y sanación personal. Desde su estudio, donde ha trabajado con personas de todas las edades y contextos, Abi destaca el valor simbólico y emocional del tatuaje, especialmente en procesos de transformación interna.
“Los tatuajes no tienen nada que ver con ritos paganos como lo plantea la Iglesia. Son actos profundamente personales y simbólicos: muchas personas se tatúan para sanar, para recordar, para cerrar ciclos. Vincularlos con una amenaza a la fe católica me parece una forma de invalidar la experiencia individual de quienes encuentran en el tatuaje una vía de reconexión consigo mismos”, señaló.
Abi Fazz subraya que, desde una perspectiva religiosa, incluso el libre albedrío —reconocido por el cristianismo— respalda la libertad de tomar decisiones individuales.
“Juzgar una decisión tan íntima como tatuarse, y afirmar que es un acto pagano, va totalmente en contra de esa libertad que Dios nos dio”.
En su experiencia, los tatuajes no solo tienen un fin estético, sino que cumplen una función emocional, incluso terapéutica.
“Tatuarse es un acto moderno que muchas veces representa pérdidas, logros o procesos internos. Es una forma de afirmarse, validarse y reconocerse”, explica.
Desde la psicología, enfatiza, el tatuaje puede ser parte de una búsqueda de identidad o autoestima.
“Es una forma de expresión tan válida como escribir, pintar o cantar”.
Abi también ha notado un cambio generacional respecto a la percepción del tatuaje. “Antes era algo mal visto, pero ahora muchas personas mayores acuden conmigo y me dicen: ‘toda mi vida quise esto, y por fin puedo hacerlo’. Me parece bellísimo”.
Según sus métricas en redes sociales, su clientela más común se encuentra entre los 20 y los 42 años, aunque también ha tatuado a personas de 60 años o más, muchas veces por recomendación o acompañando a sus hijos.
El prejuicio social, señala, se ha reducido, pero no ha desaparecido.
“Veo más madres, padres y abuelos que acompañan a sus hijos a tatuarse, incluso ellos mismos se animan. Me parece asombroso cómo cambia la perspectiva cuando se acercan con respeto y curiosidad”.
Ante los señalamientos de sectores religiosos, Abi hace un llamado a respetar la libertad individual:
“Tatuarse es una elección íntima que no debería juzgarse desde dogmas o estereotipos. Cada quien tiene derecho a decidir cómo habitar su cuerpo y qué historia contar con él”.
Para Abi Fazz, el respeto a la diversidad de creencias, expresiones e identidades es clave para una sociedad más sana y compasiva.
“Permitir que el otro se conecte consigo mismo, de la forma que sea, no debería depender de nadie más que de uno mismo. Si es a través del arte, de la espiritualidad, del cuerpo o de la psicología, eso solo le corresponde a cada persona”.
Reproducción autorizada citando la fuente: Quadratín SLP
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