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La aparición del expresidente exiliado Enrique Peña Nieto en el programa matutino de Ciro Gómez Leyva fue uno de los grandes imponderables de la política mexicana que vino a descuadrar el círculo de la política lopezobradorista. Más que elementos de inestabilidad política, el país entró en una zona de tensiones al interior de la frágil coalición gobernante y adelantó las dos agendas que se esperaban hasta finales del año próximo: las legislativas de 2027 y las presidenciales de 2020.
El significado del virtual regreso de Peña Nieto a la política mexicana pareció encontrar la levadura de desajustó las relaciones con la oposición, descolocó en la coalición gobernante, redujo la distancia táctica del presidente emérito López Obrador en Palenque, amplió las dificultades para encontrar representaciones para su mensaje político, encontró el debilitamiento de su primogénito Andy López Beltrán, potenció los movimientos casi autónomos de los pre-precandidatos Ricardo Monreal Avila, Adán Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard Casaubón, apretó la decisión de la presidenta Sheinbaum de no meterse ahorita en las disputas de Morena y coincidió lo de Peña con el también regreso del también exiliado Felipe Calderón Hinojosa.
Como en política no hay curiosidades ni casualidades, fue significativo el hecho de que no hubo celebraciones mitinescas para recordar el simbolismo como fuerza política de Morena en julio de 2018 y en junio de 2024, con una presidenta en Palacio Nacional y un expresidente autoaislado –una forma de autoexilio político– en el Palacio de invierno de Palenque, con Andy sacado de la jugada y Morena cruzado internamente por conflictos entre figuras políticas actuando por la libre y sin ninguna capacidad de liderazgo real en el partido de su dirigente formal Luisa María Alcalde Lujan.
En realidad no se trata propiamente de una crisis en el espacio político de la coalición dominante, pero son diferentes formas que descolocan a los liderazgos institucionales que tienen que tomar decisiones de fundamentales para lo que viene: el acuerdo bilateral con Estados Unidos, el presupuesto federal con una severísima crisis de ingresos fiscales, las presuntas y atemorizantes versiones de que Ovidio Guzmán López habría entregado a EU nombres de narcopolíticos mexicanos y hasta ahora efectos colaterales de la decisión presidencial de combatir el huachicoleo que no pudo haber existido –como ocurrió con el crimen organizado– sin la complicidad o anuencia de autoridades políticas.
Aunque el control del Gobierno lo tiene la presidenta Sheinbaum con mano férrea, los desacomodos dentro de la coalición gobernante podrían estar beneficiando a la oposición. No hay confirmaciones reales, pero en el ámbito político se está perfilando el regreso a la política activa de Peña Nieto y Calderón Hinojosa como un reposicionamiento de dos liderazgos todavía vigentes –a pesar de sus rasgadas vestiduras– en el PRI y en el PAN y los indicios de que esta oposición tendría que encontrar acuerdos conjuntos para ganar más posiciones legislativas quitándoselas a Morena.
Las actuales dirigencias del PRI y del PAN carecen de fuerza, liderazgo y mecanismos de negociación y ahí es donde Peña y Calderón pudieran influir en sus respectivas formaciones partidistas para tratar de poner un orden en acuerdos que permitan una redistribución del poder en las votaciones legislativas federales de 2027.
El exceso de confianza de Morena en el voto social no partidista podría enfrentar un reacomodo negativo si se analizan con sensibilidad muchas de las quejas de ciudadanos sin partido que votaron por Morena para no votar por el PRI o por el PAN, pero que en las actuales circunstancias Morena ya no le representa la posibilidad de un acuerdo social y se reduce solo a la agenda legislativa que el presidente López Obrador definió el 5 de febrero de 2024 y que se convirtió en la agenda legislativa de la candidata de Morena y ahora presidenta en funciones de la República.
Algunos analistas cercanos a Morena están viendo también ya con sentido crítico la poca eficacia de la reforma electoral que podría basarse en la mayoría calificada que garantiza votos para modificar la Constitución, pero hay algunas previsiones de que desde ahora se está generando un clima de desconfianza hacia esos ajustes en la estructura electoral y en la pérdida sensible de credibilidad en el escenario internacional.
La presidenta de la República todavía no presenta su primer informe de gobierno ante el Congreso el próximo 1 de septiembre y ya Morena entró en una fase de inestabilidad política interna que está aprovechando la fragmentación del poder gubernamental político con el deslindamiento o sana distancia de la presidenta Sheinbaum del manejo del partido y Morena bajo el control directo del presidente emérito a través de su hijo Andy López Beltrán.
En este río revuelto, son muchos los pescadores.
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Política para dummies: la política es sinónimo de orden, no garantía de desorden.