Experta de UASLP señala riesgos de productos industrializados en jóvenes
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 24 de marzo de 2019.- Se trataba de una Verdad Incómoda, así como el nombre de su actuación. Jóvenes del segundo año de la Escuela Estatal de Teatro, decidieron salir a la plaza de San Francisco para mostrarle al público situaciones que muchas veces hacen voltear la vista al tratarse de asuntos que sacuden a la sociedad mexicana todos los días: la violencia contra las mujeres, niñas y niños, así como la homofobia.
Jóvenes de entre 20 y 23 años montaron un pequeño escenario para representar cómo la violencia es un círculo vicioso, uno que cobra las vidas de mujeres todos los días, en el que niños son abusados sexualmente por sus familiares, y en el que cometer un asesinato se justifica por el simple hecho de tener una orientación sexual diferente a la establecida por la sociedad.
Sin grandes efectos visuales, vestuario o montaje, solo con cajas y sus palabras, los jóvenes actores mostraron a la audiencia una realidad que muchas veces es ignorada, silenciada y enterrada por la sociedad, pues las mismas risas nerviosas e incomodas, el hacer que los niños desviaran la vista prueba lo anterior.
Y es que la intención de su montaje no era agradar, sino dejar claro la verdad que se les presentó de golpe a quienes caminaban por el lugar, con la intención de lograr una reacción, la que fuera, pero que provocara un cambio entre los presentes para que se decidan a actuar y a no quedarse callado ante los feminicidios, violaciones a niños de tres años u homicidios por homofobia.
Reforzaron aún más la obra con estadísticas proporcionadas por estos nueve actores, datos que parecían dar golpes a la consciencia de los presentes: en promedio; de cada 100 casos de agresiones sexuales cometidos en el país, solo 6 llegan a ser consignados ante un juez; en los primeros meses de 12, las entidades federativas reportaron 728 víctimas de feminicidio; 50 de los 58 municipios de San Luis Potosí han registrado al menos un feminicidio en 2018; y las cifras siguen y siguen.
Marco Zapata, el maestro de estos jóvenes en la Escuela Estatal de Teatro, indicó que este montaje es parte de un ejercicio de creación colectiva en el que los estudiantes conforman una idea a través de algo que les promueva socialmente y con el uso de la técnica Brechtiana o de distanciamiento, con el objetivo de que la audiencia se distancie de los argumentos de la obra y adopten una actitud crítica ante lo que contempla.
Aunque el profesor admite que la realidad es fuerte, para él también es necesario que el público la confronte, “llevarla para trastocar un poco el pensamiento de la gente. No se trata de meternos en la emoción de lo que puede ser esto, sino a la reflexión; esto sucede alrededor, te callas, bajas la cabeza o le entras al problema. Todos somos participantes de alguna manera, todos somos culpables, somos ejecutores o ejecutados en esta guerra tan extraña”.
Para los jóvenes el adentrarse en sus papeles fue una situación complicada el ponerse en los zapatos del personaje que interpretaban, “pero cuando estas en el escenario vives, sientes que te está pasando; tienes recuerdos de lo que ves, de lo que pasa en las noticias, lo que publican los periódicos. Es nuestra motivación para llevarlo a las calles, esto se tiene que ver por más gente y concientizar porque esto tiene que parar”, comentó Erika Ramírez.
Aurora Torres observó que, mientras actuaba, alguno de los espectadores se reía de manera nerviosa, “para mi esa risa no es tanto de burla, sino de ‘qué hago, cómo reacciono’, esto sí se ve, pero no una interpretación como tal. En un cuadro que titulamos El monstruo está en la casa, que es esta representación por el padre; estas cosas se dan y rompe mucho porque las mamás les tapan los ojos a los niños y volvemos a caer en lo mismo de que esto no pasa. Se propuso para que también ellos lo vean porque hay niños a los que les pasa”.