De Venezuela a México
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 14 de enero de 2025.- La doctora María Guadalupe Galindo Mendoza, coordinadora del Laboratorio Nacional de Geoprocesamiento de Información Fitosanitaria (LANGIF) de la UASLP, advirtió sobre el creciente consumo de productos genéticamente modificados en México, lo que representa riesgos para la salud y la biodiversidad.
Estos resultados forman parte del proyecto de investigación “Monitoreo de transgenes y pesticidas en maíz y subproductos alimenticios: enfoque sustentable para el campo agrícola mexicano”, realizado por el Laboratorio Nacional de Bioseguridad Alimentaria de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Además de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), colaboran la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la UAM Xochimilco y el CIATEJ.
En entrevista, la doctora Galindo informó que se detectaron trazas de maíz genéticamente modificado en alimentos de consumo cotidiano. Entre los hallazgos más preocupantes, destacó que entre 30 % y 40 % de los productos analizados contienen los tres genes principales utilizados por Monsanto y Corteva, además de la presencia de glifosato y otros herbicidas en el 40 % de las muestras.
“Estos resultados son alarmantes, ya que indican que productos como elotes, mazorcas, semillas y harinas utilizadas para tortillas y otros alimentos tradicionales están contaminados con transgénicos”, advirtió la especialista. Añadió que esto afecta no solo la salud, sino también la biodiversidad y la conservación de cultivos tradicionales de maíz criollo, parte del patrimonio biocultural de México.
El proyecto también busca proteger las variedades de maíz tradicionales, esenciales para la identidad mexicana. En San Luis Potosí se han identificado cultivos como el maíz de ocho hileras en la Huasteca, de alto valor nutricional, así como los cónicos del Altiplano y los tuxpeños y tropicales dentados, que enfrentan riesgo de contaminación por polen de cultivos transgénicos.
Pese a que la legislación mexicana prohíbe la siembra de semillas transgénicas, Galindo Mendoza subrayó la necesidad de penalizar la contaminación genética, tomando como referencia a países como Canadá e India. Además, propuso implementar un sistema de etiquetado que permita a los consumidores identificar productos genéticamente modificados, como se hace en la Unión Europea.
“Es esencial que los consumidores mexicanos tengan la información necesaria para tomar decisiones conscientes sobre los productos que consumen”, concluyó.
El proyecto, con una duración de tres años, se encuentra en su segundo año de ejecución. Su objetivo es mitigar el impacto del aumento de transgénicos en la dieta mexicana, **proteger los recursos bioculturales