Sin mucho ruido
La reforma judicial anticipa el mayor de los desastres, la grosera manipulación de las inscripciones en los últimos días lo prueba. No hubo claridad sobre los problemas para implementarla. El presidente López Obrador debió dar espacio a que la presidenta electa analizara con detenimiento el asunto. Había una posibilidad de conciliar la postura del presidente con la protección de lo mejor de la justicia mexicana, que consistía en limitar la elección a los ministros de la Corte, propuesta del ministro Juan Luis González Alcántara, que se hizo todo para rechazar. Elegir ministros era inconveniente, pero no destruía al Poder Judicial de la Federación. No se dieron tiempo y ahora la reforma será un sonado fracaso desde su implementación y ahora con falsedad se dice desde el poder que todo va mejor que bien.
Un error la complacencia del INE. Debió haber alzado la voz y aclarar que no estaba en condiciones para organizar una elección de tal complejidad. No solo es cuestión de tiempos y dinero sino de que el sistema electoral mexicano está fundado en partidos, no en candidatos individuales. El proceso carece de confiabilidad y por tal consideración fueron pocos quienes decidieron registrarse con la excepción de los últimos días. Si los candidatos fueron inscritos partidariamente y no hubo interés espontáneo, esto anticipa que será una elección con elevado abstencionismo, que será mayor porque el INE utilizará centros de votación de menos de la mitad de lo que es una elección nacional.
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