Instalan Comisión de Transparencia y Acceso a la Información en SLP
Escribo esta columna con sincero apego a mi corazón, porque en esta noche de sábanas de hospital he sentido una marejada de pensamientos y emociones que giran y giran, y no terminan. Pero lejos de crónicas personales que a nadie sirven, filosofías de bolsillo como salvavidas, tengo solo una idea en mí.
Es una urgencia enorme y apremiante, y sin más adornos, solo importa el día de hoy decir:
Gracias.
A mi familia primero, y antes que nadie, por sacarme adelante; a mis hermanos y cuñadas; a mis amigos que actuaron como héroes (los Patizos, ¡qué casta de capitanes!); a quienes enviaron cada muestra de aliento, cada palabra, cada mensaje; a cada uno que le dio soporte, apoyo y consuelo a mis hijos quienes tuvieron que cargarme, hoy que como padre no pude sostenerme más: gracias.
A mis compañeros de trabajo y de la editorial Quadratin San Luis Potosi, a mis vecinos, colegas y amigos en general, gracias.
Empecé a escribir esto pensando en ser breve y tratando solo de dar testimonio del inmerecido sentir que han detonado en este monero, pero es demasiado, es tan difícil siquiera encerrarlo en algo tan medido como son las palabras mismas. Pero, aun con mis límites, espero que se pueda traspasar la mayor cantidad de sentimientos y pensamientos a través de estas letras.
Termino reconociendo el asombroso poder de la ciencia médica y, por supuesto, de Dios.
Que sea esa la palabra que abra y cierre esta pequeña tarea. A todos ustedes:
Gracias.