Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Es difícil. Es muy difícil que la gente sienta empatía en la actualidad por los emprendedores y los empresarios que crean fuentes de producción y trabajo. El gobierno se ha encargado de satanizarlos y ponerlos como los villanos de la actualidad. Todo aquel que sigue las reglas y las normas que forman nuestro conjunto de leyes y prospera a pesar de todos los problemas que enfrenta, es uno de los villanos favoritos de la cuarta transformación. Pero no lo es quien vende y trasiega drogas. No es el sicario que asesina. No lo es el criminal que extorsiona, secuestra, roba o trabaja de cualquier forma fuera de la ley. Según el gobierno, ellos son víctimas de las administraciones pasadas y de las faltas de oportunidades ocasionadas tanto por estos antiguos gobiernos como por los malignos empresarios que no los contratan, aunque todos sabemos por qué no los contratan.
El gobierno acusa, señala y arroja sus jaurías de chairos opinólogos contra quien tenga una empresa y una voz. Mientras más grande, más la atacan. Pero este mismo gobierno se hace de la vista gorda contra los sanguinarios delincuentes que destruyen poblaciones enteras, arrebatan a su antojo lo que quieran y controlan el comercio ilegal e incluso ahora también el legal. Los empresarios se organizan de forma legal. Unen sus voces y fuerzas para exigir lo más básico: seguridad. Sus representantes salen al público a declarar el horror que están viviendo, el enfado y la impotencia. Y lo que reciben es muerte.
Tan solo en el mes de julio se registraron dos casos indignantes: el de Minerva Pérez, presidenta de la CANAINPESCA del estado de Baja California, quien en Tijuana denunciara a las mafias de pescadores a las que tenían como competencia los empresarios, y unas horas después, el 8 de julio, fue asesinada. Julio Almanza Armas, presidente de la FECANACO en Tamaulipas, se dedicó a alzar la voz a raíz del cierre de operaciones de casi 200 tiendas de la cadena Oxxo en Nuevo Laredo. El cierre se debió al hartazgo de los empresarios ante el clima de inseguridad que los llevó a enfrentar robos, asaltos y extorsiones. El famoso cobro de piso. Las autoridades no pudieron hacer nada y su voz se apagó después de recibir las ojivas de los sicarios en motocicleta que le dispararon diez arteros tiros en su camioneta mientras viajaba con su hermana, quien afortunadamente salió ilesa.
Abrir la boca en este país resulta una profesión peligrosa. Sea como activista, periodista o empresario desesperado, tu vida corre peligro.
Este monero, querido lector, quiere con esta caricatura señalar el peligro al que nos enfrentamos. La situación está que arde y todos, en algún momento, estamos al borde de ser víctimas de una u otra manera de los malos individuos que son ignorados o protegidos por la actual administración.
Y pareciera que en la siguiente administración, con Claudia, se va a poner peor, sobre todo si logran como pretenden la modificación al sistema judicial mexicano. La era de la barbarie está de nuevo sobre nosotros.