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CIUDAD DE MÉXICO, 7 de marzo de 2019.- Luego de un viaje de 10 horas por carretera desde el pueblo de Tamuín, la tarde de este primer sábado de marzo arribó al Museo Nacional de Antropología (MNA) el camión que trasladó a la comitiva de 49 niños y jóvenes, en su mayoría tének y nahuas, que con sus mejores promedios escolares ganaron un lugar para visitar los tesoros culturales de su pueblo en el templo de la arqueología mexicana.
Esta es la primera vez que la mayoría de ellos visita la Ciudad de México, y muy difícilmente lo harían de no ser por esta circunstancia: por primera ocasión se exhiben en el MNA las piezas estelares del sitio arqueológico de Tamtoc, y para que las nuevas generaciones dimensionen la importancia de su patrimonio es que el municipio organizó la visita, con la idea de que al regresar pasen la voz a todos los pobladores.
Los niños y jóvenes llegaron acompañados de sus profesores y algunos de ellos de la mano de sus padres. En Tamuín, el 51 por ciento de la población son indígenas nahuas, tének y, en menor proporción, pimas, quienes habitan en 14 comunidades indígenas, dedicados al cultivo del maíz sorgo y soya y a la ganadería, comentó la presidenta municipal de Tamuín, Grecia Sánchez González.
Ya dentro de la Sala A1 de exposiciones temporales y frente a La Sacerdotisa, científicamente denominado Monumento 32, Estela Martínez Mora, directora del Proyecto Arqueológico Origen y Desarrollo del Paisaje Urbano de Tamtoc, les explicó a los visitantes la iconografía plasmada en esta gran roca cuyo original se encuentra allá en su tierra: Tamuín, en el sitio de Tamtoc.
“Ustedes son descendientes de aquellas personas y hablan su misma lengua, por eso deben sentirse orgullosos. Nunca deben avergonzarse de hablar tenek, sigan aprendiendo y practicando su lengua. Gracias por esta cultura que nos dieron sus antepasados”, les dijo finalmente la arqueóloga, mientras los más pequeños la observaban con asombro.
Tamtoc está asentado en las orillas del río, para llegar se debe transitar un camino de terracería rodeado de verdes campos de pastoreo que pertenecen a siete rancherías. El Monumento 32 se encuentra a la orilla de un pequeño manantial de donde aún nace agua; al frente de la escultura, la vista alcanza la Laguna de los patos, construida de manera artificial por los antiguos pobladores de Tamtok como parte del diseño del asentamiento, según han concluido las pesquisas de los arqueólogos Estela Martínez Mora y Guillermo Córdoba Tello.
Al salir de la exposición Golfo: mosaico ancestral, el grupo fue conducido por personal de servicios educativos del museo a la Sala Mexica y al pie de la Piedra del Sol, donde se fueron sentando cada uno de los niños, que con cara de asombro escucharon la explicación sobre el monolito; para la mayoría de pequeños, la pieza más impactante. Antes de volver a subir a su camión que los llevaría de regreso a Tamuín, pasaron al área de talleres educativos y realizaron una manualidad con palitos de madera y estambre de colores.