Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Recuerdo haber leído la novela llamada «El Lazarillo de Tormes», que en su redacción picaresca poseía chispazos de sabiduría popular propios de la España del Siglo de Oro. Si no me equivoco, en uno de los pasajes relata que Lázaro se encontraba sirviendo de guía a un ciego, al cual, por caridad, le habían regalado un racimo grande de uvas. De manera civilizada, comenzaron a comer las uvas y el ciego, que de alguna manera era el jefe, sugirió que comieran una uva cada uno a la vez. Pero pronto el ciego comenzó a tomar de dos en dos y Lázaro, pensando que era correcto seguirle el juego, comenzó a hacer lo mismo. Después, el ciego empezó ventajosamente a tomar de tres en tres, y Lázaro hizo lo mismo sin remordimiento, a pesar de que eso iba en contra de lo acordado. De pronto, el ciego se detuvo y le dijo a Lázaro: “Lázaro, estás comiendo de tres en tres”. El joven guía le preguntó: “¿Cómo lo sabes?” A lo que el ciego contestó: “Porque yo hago lo mismo y tú callas”. Este pasaje de «El Lazarillo de Tormes» ilustra la condición humana y cómo podemos darnos cuenta, a través de las conductas de terceros, de los pecados de alguien.
Jorge Álvarez Máynez, el tercer contendiente dentro de la elección para presidente de México en 2024, ha protagonizado un capítulo más de los absurdos y ridículos que la política mexicana está mostrando al mundo. En una serie de dimes y diretes, se le sugirió dimitir a favor de Xóchitl Gálvez y amagó con aceptar, pero después se echó para atrás cuando vio que la cosa iba en serio. Pero para nadie es extraño que haya tenido estas actitudes, dado que está claro que Movimiento Ciudadano está totalmente apoyando a la candidatura de Claudia Sheinbaum desde su pequeña trinchera.
Y esta alianza no es más patente por las actitudes del propio Álvarez Máynez, sino por los silencios de la candidata de Morena. Habrá quien diga que esto no es más que un pecado menor en un momento histórico de la política mexicana, en el que las instituciones se perciben en ruinas o en demolición, y las nuevas propuestas se yerguen temblorosas y llenas de graves errores fundacionales. Pero habría que tomar en consideración esta situación de un candidato patiño al servicio del partido en el poder y las implicaciones antidemocráticas que esto significa. Porque esto trae consecuencias y licencias que no debería haber en una democracia moderna.
Deberíamos repudiar estas payasadas que traen más zozobra a nuestro debilitado sistema político actual. Por ello es que este monero decidió no dibujar la estúpida sonrisa del señor Máynez en este cartón, porque no es divertido lo que en realidad está pasando.
En fin, quedará en la conciencia de quienes elijan votar por este payaso y quedar con ello también como payasos.