Estudiante mata a su novia durante una clase en Bolivia
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 6 de febrero de 2024.- Tras un año del sismo de 7.8 grados que sacudió Turquía y Siria y que dejó 55 mil 900 muertos, la situación de la población se ha deteriorado, pues miles de familias aún no se recuperan de la devastación, alertaron agencias humanitarias.
“Tras la catástrofe han aumentado las necesidades en materia de vivienda, servicios básicos, refugio, electricidad, atención sanitaria y telecomunicaciones”, dijo en Ginebra la portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Shabia Mantoo, quien recordó que Turquía es uno de los mayores países de acogida de refugiados del mundo, con 3.4 millones de estos, de acuerdo con información de medios internacionales.
Alertó que, a pesar de la “impresionante” respuesta humanitaria turca, que recibió el apoyo de ONG, de la ONU y de la comunidad internacional, el impacto de los sismos aún se siente tanto entre los refugiados como entre sus anfitriones turcos.
La Media Luna Roja turca movilizó a 76 mil voluntarios y más de 2 mil 400 miembros de su personal en el momento de la catástrofe, aportando asistencia a 10.5 millones de damnificados en toda la zona afectada y prestando apoyo psicosocial a más de 200 mil personas.
Jessie Thompson, representante de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) en Turquía, pidió a la comunidad internacional redoblar los esfuerzos en materia de financiación, ya que, aseguró, sigue faltando 65 por ciento de lo necesario para ayudar a las comunidades a reconstruir sus vidas.
Con motivo del aniversario de los sismos hubo manifestaciones en varias zonas del país, especialmente en la provincia de Hatay, la más afectada, donde miles salieron a las calles para recordar a las víctimas y pedir al gobierno responsabilidades por las muertes ocurridas tras la tragedia.
Mientras, en la vecina Siria, donde el 90 por ciento de la población vive en la pobreza, más de 43 mil desplazados por los terremotos aún no han regresado a sus hogares en el noroeste del país, con 40 mil de ellos en centros de acogida y 3 mil en campamentos, según datos de la ONU.