Ironía
Movimiento Ciudadano nunca fue considerado con seriedad un partido bisagra, sino una organización de temporal; la habilidad del político veracruzano Dante Delgado Rannauro radicó en identificar como anticipación la desarticulación de figuras del PRI, después de la gran migración de 1988-1989 hacia el PRD. Sin embargo, a MC siempre le hizo falta una figura seria de un liderazgo político serio y ha carecido de la sensibilidad para abrir caminos de participación política a ciudadanos sin partido.
Desde el inicio del proceso de designación del candidato de Morena a la presidencia, Marcelo Ebrard Casaubón siempre supo que no se saldría del partido por las complicidades asumidas con el líder morenista Andrés Manuel López Obrador y sus coqueteos con MC más bien buscaron algún espacio en la sociedad partidista, pero sin ocultar que era un hombre de partido y por tanto de alianzas por el poder.
Movimiento Ciudadano sí tuvo espacios políticos muy importantes para encontrar alguna figura ciudadana que pudiera airear el entorno tóxico de la política sucesoria, además de que Delgado Rannauro hubiera podido ser la bisagra para abrirle espacios políticos a la sociedad, sobre todo aquellos que se fueron configurando a lo largo de la lucha contra decisiones autoritarias presidenciales.
Sin embargo, el grave error estratégico de MC fue haber carecido justamente de un espacio de integración de la sociedad con la política y las marchas y protestas de 2022 y 2023 que fueron perfilando figuras sociales que habrían podido ser la base de una nueva configuración social de la política. Pero en los hechos, lo menos que quería Delgado Rannauro era perder el control político de su partido y sobre todo de sus recursos públicos de financiamiento político que entrega el INE.
Luego de dos años de incertidumbres y reacomodos, Movimiento Ciudadano presentó un candidato presidencial por eliminación, luego de que Ebrard reiteró que no le interesaba, que no hubo siquiera alguna intencionalidad de un pacto con la candidata del PRIANREDE, que por alguna razón el alcalde regiomontano Luis Donaldo Colosio Riojas no quiso quemar su muy precario capital político local y el partido quedó en manos de los juegos de poder de una de las figuras más decepcionantes de las nuevas generaciones políticas: el gobernador neoleonés Samuel García y su jefa de imagen Mariana Rodríguez.
Por eliminación, el candidato presidencial de MC fue el coordinador de la bancada del partido en la Cámara federal de diputados, Jorge Álvarez Máynez, cuya carrera política carece de algún mensaje significativo hacia la sociedad o de alguna línea estratégica especial. El gobernador García le quitó a Delgado Rannauro la facultad política de designar al candidato a la presidencia y el partido quedó fracturado en sus coaliciones internas.
Con Ebrard como figura sobresaliente de una ruptura en el régimen lopezobradorista, MC apostaba a una expectativa de votos de 10%, tendencia nada desdeñable para un partido sin estructura y con propiedad privada de su registro, pero sus posibilidades se centraron en que el partido hubiera podido configurar una lista ciudadana de candidatos a diputados y senadores con personalidades que participaron desde fuera de los partidos en la defensa del INE y de la Suprema Corte de Justicia.
Pero la realidad fue otra. Delgado Rannauro perdió el liderazgo dentro de MC, no pudo afianzar una importante alianza con el bloque Jalisco de Enrique Alfaro y el partido ya no pudo elaborar listas ciudadanas para la participación legislativa. Por la forma del destape de su candidatura, Alvarez Máynez tampoco será una posición de liderazgo para alguna corriente política en la competencia legislativa que es la que le daría vida política a la candidatura presidencial del partido.
La precaria actividad política de Delgado Rannauro, los ciudadanos en busca de partido y el riesgo de que la corriente morenista de López Obrador logre construir una sólida mayoría absoluta en la Cámara y con posibilidades de extenderse a mayoría calificada, hicieron perder la oportunidad de reconstrucción política que tuvo Movimiento Ciudadano y el partido se perfila a ser un PPS o un PARM del viejo régimen, aunque con las circunstancias agravante de que carecería de una base política real.
MC no fue una decepción porque nunca representó una expectativa.