Libros de ayer y hoy
En estos tiempos de esperanza y bienaventuranza, es muy duro pensar en cosas negativas, pero este monero no puede evitar más que pensar en el año terrible que, si no se aproxima en 2024, es hoy el futuro inmediato. Un futuro lleno de cierres y cambios donde elegiremos a quién encabece el nuevo gobierno de la República. Las opciones parecen concentrarse en solo dos personas: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Cualquiera de ellas va a encabezar un gobierno con muchísimos problemas.
En mi opinión, el principal a la vista es el crecimiento del crimen organizado y la guerra que se han dado por negar los propios seguidores de Andrés Manuel López, el actual presidente. Pero es un hecho, la guerra está presente y ni siquiera es entre dos bandos claros, puesto que los soldados de ambos bandos se cambian de bando continuamente y las bajas que más duelen son las de los civiles. Piensen ustedes en las masacres en los estados de la república como Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, Quintana Roo, Tabasco, San Luis Potosí, Veracruz, Jalisco, etc.
También este monero piensa que nos enfrentamos a una futura crisis, ya que la economía está hoy sujeta con alfileres. La productividad ha ido a la baja, mantener las dádivas del gobierno, directas y sin un futuro sostenible, se van a tener que terminar, puesto que no hay ingresos que se obtengan tanto expendio, por muy benéfico que sea. La salud es un gran ¿si? Continúan las políticas arbitrarias y la intervención del gobierno y el ejército mexicano en sus sistemas y procedimientos, sin estrategia ni fundamento, México también se está enfermando, además de empobreciendo y desangrando.
Pero lo más terrible del futuro próximo y lejano es la división. Se terminó toda la unidad nacional. Tuvimos un presidente que partió el país como Moisés, las aguas del mar Rojo. Y, por supuesto, que los de un lado piensan que los del otro están mal y son malos mexicanos, porque toda la doctrina que él predicó se basa en eso: la división y el señalamiento.
Este es el triste regalo que estamos dejando a las próximas generaciones: un país que no tiene la menor intención de unirse de nuevo para reconstruirse, un país que permite la infiltración del crimen organizado en todos sus sistemas, un país que no se preocupa por la salud, ni siquiera de los más débiles como los niños con cáncer. Un país en el que todos trabajemos en lo que sabemos hacer y no esperemos las limosnas del gobierno para sentirnos beneficiados.
Ese es el regalo de la cuarta transformación, el legado de Andrés Manuel López Obrador.