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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 19 de febrero de 2019.- Este 19 de febrero se celebra el Día del Ejército Mexicano, la institución encargada de salvaguardar la soberanía del país y la paz en su territorio, y San Luis Potosí cuenta con personajes que han marcado la historia con militares como Miguel Barragán, Mariano Arista, Francisco Lanzagorta y Juan Villerías.
Miguel Francisco Barragán Andrade, mejor conocido como Miguel Barragán, nació en Ciudad del Maíz el 08 de marzo de 1789 cuando México aún era considerado como el Virreinato de Nueva España.
Se formó como militar al enrolarse en el ejército realista; como coronel secundó el Plan de Iguala y comandó la caballería del Ejército Trigarante que entró a las puertas de la actual Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 y, aunque en un inicio formó parte del ejército de Agustín de Iturbide, cuando a éste se le proclamó emperador, se opuso a su designación por lo que fue encarcelado durante un año y posteriormente, puesto en libertad ante la abdicación de Iturbide a la corona.
Fue nombrado comandante general de Veracruz en 1824 y, al enterarse de la precaria situación del último reducto español en México en el fuerte de San Juan de Ulúa, exigió el 05 de noviembre de 1825 su rendición para, al día siguiente, obtener su recapitulación. Ante tal acto, el Congreso de Veracruz lo nombró jefe político por sus acciones militares.
Al secundar el Plan de Montaño —realizado por el coronel Manuel Montaño, tenía el objetivo de disolver las sociedades secretas (logias masónicas), renovar el gabinete presidencial, expulsar al ministro Joel R. Poinsett y hacer cumplir la Constitución de 1824— fue aprehendido y recluido en el fuerte que una vez defendió (San Juan de Ulúa) para ser desterrado en 1827.
El 28 de enero de 1835 fue nombrado el décimo presidente de los Estados Unidos Mexicanos, debido al hastío de poder que sufría Antonio López de Santa Anna. Al ocupar la presidencia, Barragán gozaba de una excelente reputación por su patriotismo y lealtad a los principios republicanos.
El general Barragán fue el primero en tomar disposiciones para hacer frente a la rebelión texana que luchaba por su independencia. Sin embargo, en marzo de 1836, al defender asuntos de guerra en Texas se contagió de la fiebre pútrida (tifus), la cual terminó con su vida el 01 de marzo de 1836.
Su última voluntad fue que sus restos fueran divididos y conducidos a los lugares que fueron parte de su vida y en los que escribió su historia, por lo que sus partes fueron distribuidas a México, Ciudad del Maíz, Guadalajara, San Juan de Ulúa, la colegiata de Guadalupe y la capilla del Señor de Santa Teresa.
Mariano Arista, bautizado como José Mariano Martín Buenaventura Ignacio Nepomuceno García de Arista Nuez, nació el 26 de julio de 1802 en San Luis Potosí, Virreinato de Nueva España, proveniente de una familia militar que inició con sus abuelos, Juan Francisco García de Arista y Félix Nuez, y con su padre, el coronel español Pedro García de Arista Sánchez.
El joven Mariano ingresó como cadete en el Regimiento de provinciales de Puebla a la edad de 15 años. Después pasó al de los Lanceros de Veracruz y, por último, al Regimiento de Dragones de la Ciudad de México.
Corría el año de 1821 cuando al ser teniente coronel, se puso a las órdenes del emperador Agustín de Iturbide; participó en el sitio de Puebla y se destacó con 20 dragones como avanzada de la guardia de Cholula.
En 1846 fue nombrado comandante del Ejército del Norte durante la Guerra de Intervención Norteamericana. Aunque contaba con amplio conocimiento militar, perdió la Batalla de Palo Alto el 08 de mayo de ese año, donde sus tropas sufrieron grandes pérdidas en el enfrentamiento contra los estadounidense; replegó sus fuerzas al sufrir otra derrota el día siguiente en la Batalla de la Resaca de Guerrero, donde perdieron todas las municiones y artillería, mientras que los enemigos tomaron Matamoros. Ante tales resultados, fue sustituido por el general Francisco Mejía.
Dos años después fue nombrado ministro de Guerra durante la administración de José Joaquín de Herrera del 12 de junio de 1848 al 15 de enero de 1851. Durante su cargo se caracterizó por ser un hombre vigoroso, enérgico, ambicioso y cruel, y se le reconoció como la figura dominante en el gabinete de Herrera.
Ejecutó los cambios más radicales desde la Guerra de Independencia al reducir el ejército a un máximo de 10 mil hombres que serían reclutados por voluntad propia. Inició un programa de cambio en torno al entrenamiento, los ascensos, el equipo y el bienestar del personal militar; al mismo tiempo implementó una nueva Guardia Nacional formada por voluntarios.
Durante la campaña presidencial en 1850, la postulación de Mariano Arista estuvo marcada de dificultades, pues fue acusado de destruir al ejército por sus reformas, de ser un hombre sin principios que había apoyado la condena del destierro de su padre (cuando los españoles fueron expulsados del país), lo tacharon de adúltero y tuvo un cargo de inmoralidad al parecer por una relación ilícita, así como corrupto y asesino, al adjudicar las muertes del general Vital Hernández y el estadista Juan de Dios Cañedo.
A pesar de las protestas en contra de Arista, el 11 de agosto se efectuaron las elecciones primarias de los estados y el 14 de noviembre de 1850, el periódico “El Monitor Republicano” proclamó la victoria del general Mariano Arista como presidente de México.
El presidente re-ordenó la hacienda pública y trató de sanear al ejército; lamentablemente, los militares reaccionaron de manera negativa, al secundar en 1852 el Plan de Hospicio para traer de regreso a Santa Anna. Ante la incapacidad del gobierno por enfrentar este tipo de conflictos —se tenía que gastar el reducido erario para sofocar los frecuentes levantamientos— el presidente solicitó al Congreso facultades extraordinarias para restablecer el orden; al serle negada esta concesión, renunció a su cargo el 5 de enero de 1853.
Arista se refugió en Europa a donde partió sin su familia, pero su salud se fue deteriorando. A bordo del vapor inglés “Tagus”, que zarpó de Lisboa con rumbo a Marsella, el general Mariano Arista falleció a la edad de 53 años un 07 de agosto de 1855.
POTOSINOS INSURGENTES
Fray Juan de Villerías fue un insurgente que nació en 1775 en el estado de San Luis Potosí. Aunque perteneció a la orden de San Juan de Dios, eso no le impidió que se levantara en armas el año en el que estalló la lucha por la Independencia de México, en 1810.
Al tratar de ser aprendido por el comandante Rafael Iriarte, Villerías logró escaparse con 50 de sus hombres y partió rumbo a Guanajuato. Ahí se entrevistó con Ignacio Allende, quien lo destacó a las tropas de Mariano Jiménez.
Participó en la batalla de Agua Nueva y realizó la campaña de Nuevo León. Después de la captura de los líderes insurgentes, Villerías se incorporó a las fuerzas de Ignacio López Rayón y participó con él en la batalla de puerto Piñones el 01 de abril de 1811, sin embargo si distanció de Rayón y partió rumbo a Nuevo Santander (Tamaulipas).
En el lugar sufrió numerosas derrotas a manos del jefe realista Joaquín de Arredondo, por lo que volvió al estado que lo vio nacer. El 16 de mayo de 1811 en Real de Catorce, Fray Juan de Villerías fue abatido y muerto en combate por José María Semper, donde al cabo de una hora de combate huyeron los insurgentes y dejando atrás a sus muertos, entre los que estaba Villerías.
Nacido en Real de Catorce en 1791, Francisco Lanzagorta Inchauguerri, participó en la Guerra de Independencia del lado de los insurgentes, cuando se integró a sus fuerzas en las juntas de Querétaro a instancia de Ignacio Allende.
Fue parte de la insurrección de San Luis Potosí junto con Luis de Herrera al inicio de la guerra. Sin embargo, fue hecho prisionero por órdenes de Félix María Calleja el 18 de septiembre de 1810 y fue encarcelado en el convento de San Juan de Dios.
Debido a que el 25 de octubre, Calleja partió del Estado para perseguir a los insurgentes dirigidos por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, los independentistas potosinos comenzaron a organizarse de nuevo y, el 10 de noviembre, Rafael Iriarte se impuso en la plaza y mandó liberar a los presos entre los que se encontraba Lanzagorta, a quien nombró coronel.
Se unió a las fuerzas de José Mariano Jiménez en Matehuala; al poco tiempo, fue arrestado junto a los demás insurgentes en Acatita de Baján y, el 11 de mayo de 1811, fue uno de los primeros fusilados en la ciudad de Chihuahua.