
El uso del pasado
El deterioro del saber, reflexionar y conocer ha ido cada vez en mayor profundidad; si bien saber y conocer tanto como reflexionar no demandan un grado académico, éste, el grado académico, establece condiciones sistemáticas de reproducibilidad y veracidad a las aseveraciones arrojadas por estas tres acciones.
Tales condiciones sistemáticas se establecen, cimientan y consolidan cuando el grado académico es tomado con seriedad e indubitablemente trae beneficios pues mejores personas tienen inserción social valiosa.
Pero hasta en eso hay deterioro reciente.
Desde hace apenas cinco años se han señalado de plagio a ministra de la SCJN, nada mas ni menos a una persona en la máxima tribuna republicana donde están quienes, con base en el conocimiento constitucional, deben proteger de los actos del poder público a quien gobernado tanto como dirimir intereses entre particulares que sean atraídos por tal instancia a fin de sentar ley a partir de la jurisprudencia.
La ministra no ha podido esclarecer, sin lugar a dudas, que no haya sido plagiaria en sus tesis de grado de licenciatura y doctorado en derecho.
Ahora las coordinadoras de los dos grandes corpúsculos políticos, que seguramente serán contendientes a la presidencia, también han sido señaladas, ambas, de plagio; ambas con tecnicismos buscan sacudirse el hecho.
Una argumenta que no es tesis sino reporte técnico; técnicamente no es tesis, es verdad, pero aun así ha reconocido implícitamente, cuando asevera “la pendejié”, la debilidad, por decir lo menos, del documento a través del cual se ostenta como licenciada en ingeniería.
En frente, la muilticitada doctora también ha sido señalada y su argumento técnico es cómo unas diferencias en ecuaciones de la termodinámica permiten cambie condiciones térmicas en artefacto de leña; no bueno, conceptualmente su tesis de licenciatura podría datar el Siglo XIX, o antes, en tiempos de la comprensión del concepto de energía y su uso.
Además, el fosfogober presume de tres doctorados y quizá tenga los documentos probatorios, mismos que no le sirven ni para hacer un cociente, dijo conscientemente, no de bote pronto: “son 100 kilómetros, si le pisas y vas a 100 kilómetros por hora” …. Casi se podían oír los grillos … “haces hora y media”; parece chiste pero él es de chiste; ignorante y todavía se enoja.
Así ministra, aspirantes presidenciales y muchos mas actores.
Las señales son graves y no es dramatización ya que estas personas han sido personajes de la vida pública que toman decisiones con impacto, favorable o desfavorable, a millones de pobladores.
Hay en quienes como actores públicos son una desvalorización del saber, reflexionar y conocer como instrumento de un tejido social productivo y sano para tener una mejor sociedad.
Ahí yace otra amenaza a las universidades públicas y privadas, una de subducción silenciosa que de arraigarse en el imaginario colectivo hará perder la confianza que la sociedad ha depositado en universidades; quizá llegue a significar que las familias entregan descendientes para no recibir mas a personas formadas con solidez en el saber, reflexionar y conocer para mejorar sus vidas.
Los doctorados honoris causa pululan, sobran instituciones que los otorgan y personas que los ostentan.
Al final es tan doctor un caso como aquel de quien se ha quemado las pestañas en la comprensión de problemas profundos durante una formación académica exigente.
¿Qué puede hacer quien su quehacer diario y contribuciones están en el saber, reflexionar y conocer?
Ser serios, generar y aplicar el mejor conocimiento posible, dignificar la tarea de saber para su revalorización; que la claridad y sencillez resulten en respeto social y deseo individual de hacer vida en ello.
Ser productivos de servicio social y crecimiento económico, de solidez ética para que la capacidad de análisis crítico sea tomada en la magnitud que le corresponda.
Lo anterior se forja durante los estudios.
Las instituciones se encarnan por personas, aplica la misma receta.