
Los niños que fuimos
Pues bien, la noticia en su forma más sencilla es que la Secretaría de Economía del gobierno mexicano como representante en la reunión del G20 en Nueva Delhi, India. Raquel Buenrostro, la ministra mencionada, es una de las pocas con credenciales suficientes para el cargo político que ostenta. Sin embargo, como es costumbre en la administración actual, no están a la altura política que requiere representar a un país tan grande como el nuestro.
La señora llegó calzando unas cómodas chanclas llamadas «Crocs», todos sabemos que son la onda, pero no son el calzado formal necesario para representar a un país de 130 millones de ciudadanos como merecemos. Podría argumentarse que esto no es importante o trascendental, especialmente si uno es un ferviente seguidor de esta administración, pero es necesario plantear la cuestión. Este ejemplo nos deja la pregunta de cuál es el límite en cuanto a la vestimenta. ¿Sería correcto que un embajador de un país llegara vestido con shorts o que una representante llegara en bikini? ¿Qué opinaría si el presidente de Estados Unidos viajara a México vistiendo una sudadera y unos tenis, restándole importancia a nuestro país? ¿No se sentiría ofendido? Para eso existen los protocolos, para establecer los límites en la vestimenta que muestre respeto y con la que representen dignamente a un país.
La señora ministra parecía más una ama de casa visitando un lugar turístico en el extranjero que una persona que representa a un país y debe plantear sus intereses y defenderlos.
Es simplemente una falta de atención y respeto hacia sus colegas y hacia el país que representa. Sin embargo, todos sabemos que estas cuestiones no parecen importantes para el presidente. No estamos pidiendo una inversión extraordinaria en vestimenta, sino un decoro y una presentación adecuada, tal como se espera en cualquier trabajo. Hay mexicanos que diariamente llevan uniforme y están obligados a respetarlo o a mostrar respeto hacia otras personas e instituciones al vestir de una manera adecuada y determinada por sus empleadores.
Aunque esto pueda parecer superficial y, sinceramente, a este monero le molesta tener que mencionarlo como un tema importante, es necesario hacerlo. Cada pequeño detalle es relevante en medio de una serie de errores que parecen crecer en número y que nos obligan a enfocarnos en los más grandes.
Es importante señalar tanto los errores pequeños como los grandes para que se note que no hay respeto por nuestro país y que no actúan con la dignidad que merecemos.