
Las pugnas arancelarias y el efecto Trump
A medida que nos familiarizamos más con las historias que circulan en el terrible mundo del narcotráfico, nos sorprendemos aún más por las horribles narraciones que abundan en este abismal universo. El caso de los cinco jóvenes desaparecidos y posteriormente asesinados en Lagos de Moreno, Jalisco, ha abierto una pequeña ventana hacia los horrores que rara vez llegan a la prensa y que mucho menos son admitidos por las autoridades. Esto es especialmente cierto en la actual administración, que busca mostrar consideración y apaciguamiento hacia aquellos que no son más que monstruos.
En la misma semana, hemos sido informados sobre el descubrimiento de 15 cuerpos en congeladores en la ciudad de Poza Rica, Veracruz. Y al momento de redactar esta columna, el horror continúa con la noticia de la desaparición de cinco personas adicionales en Lagos de Moreno, cinco jóvenes hermanos. Esto refleja una increíble indiferencia de parte de la mafia, ya que normalmente, cuando se cometen crímenes en cualquier lugar y salen a la luz pública, los criminales tienden a esconderse o al menos reducir sus actividades delictivas debido al temor de represalias y la respuesta de las autoridades judiciales. Pero ya no, no tienen miedo.
El cinismo del presidente, que utiliza su posición para burlarse de las víctimas y de quienes exigen información y justicia, así como la impunidad indolente propia de aquellos que se sienten por encima de la ley y la autoridad constitucional, debido a su política ridícula y permisiva de «abrazos, no balazos», han creado una situación que difícilmente pasará desapercibida en la historia. A pesar de sus buenas intenciones y el apoyo que el pueblo les ha brindado, nos encontramos más alejados que nunca del establecimiento de un estado de derecho en este momento en México.
Desde el comienzo de este texto, una de las intenciones de este monero era exponer las terribles situaciones que enfrentan algunos jóvenes reclutados por los cárteles para trabajar como sicarios.
Investigando sobre este asunto, he quedado asqueado y profundamente preocupado. Pero en lugar de detallar los horrores de este reclutamiento espeluznante, solo puedo mencionarlo de manera breve, instando al lector a documentarse e investigar en fuentes confiables, precisamente aquellas que el gobierno de la república parece despreciar. En estas fuentes, estimado lector, podrás escuchar cómo los engañan, haciéndose pasar por corporaciones de seguridad privada, equipos de ventas e incluso call centers. Obtienen toda su información personal para luego utilizarla en su contra, incluso mencionando a familiares y sus ubicaciones. Después, los envían a campamentos donde son sometidos a pruebas para evaluar sus capacidades y sangre fría, pidiéndoles que se asesinen mutuamente como un primer paso para mostrar su brutalidad. La vida de estas personas cambia irrevocablemente. Es difícil determinar si lo hacen por falta de alternativas, lo que los lleva a ser esclavizados y en cadena a una ametralladora, o si es el deseo de algunos, Torá una generación que aspira a formar parte del sector que parece tener el control real de nuestro país.
Así, sin entrar en detalles y sin profundizar en el tema, el cartonde esta semana busca que los ciudadanos mexicanos se involucren y reflexionen sobre si esta es la mejor manera de abordar el problema más grande que enfrenta México: la inseguridad generada por el crimen organizado y los narcoterroristas de nuestra nación.