Ironía
Hoy se registra como aspirante a ser candidato a la presidencia de la república de la Alianza opositora a Morena el ex gobernador michoacano Silvano Aureoles.
La pregunta obligada es ¿a qué se atiene Silvano para competir por el cargo que, por ahora, tiene acaparado Xóchitl Gálvez, encumbrada tanto por las redes sociales como por diaria la narrativa de AMLO en las más recientes conferencias mañaneras.
Aureoles está curtido en las más rudas contiendas políticas del sistema de partidos mexicanos.
Conoce misterios y secretos que la aparatosa hidalguense ni siquiera sabe que existen. Xóchitl se mantiene en una burbuja mediática que en cualquier momento se puede desinflar como pompa de jabón.
Hay historias que pueden cambiar el rumbo de las preferencias que ahora acapara Xóchitl.
En los tiempos en que la estrella del insoportable comisionado Alfredo Castillo en Michoacán estaban declinando aceleradamente, Silvano Aureoles, con mucho olfato político, empezó a organizar un sistema de información de los actores políticos de la tierra tarasca, sistema con el que construyó una importante plataforma de negociación con políticos de todos los signos y de todos los niveles, incluido el ex presidente Enrique Peña Nieto.
Alfredo Castillo, con el cuento de que era el único negociador que en aquella época aceptaba La Tuta, el dueño de la plaza de Michoacán y parte del norte de Guerrero y del Estado de México, tenía sojuzgadas a las autoridades del gobierno michoacano, un aparato burocrático del que Castillo disponía sin límites del presupuesto estatal y del de los más importantes municipios del estado, así como de la concentración de la información de las actividades que realizaba el crimen organizado en la región.
Pero de pronto irrumpieron las fuerzas armadas en el entramado michoacano y Alfredo Castillo, sobre el que pesaban denuncias de acoso sexual por parte de encumbradas señoras habitantes del fraccionamiento Tres María, lugar donde radicaban Castillo y sus guaruras en Morelia, y llegaron hasta Los Pinos recomendaciones de que era prudente, y urgente, sacar a Castillo de Michoacán.
Una de las fuentes consultadas fue el aparato de información que trabaja para Silvano Aureoles, quien le dio a Enrique Peña las rutas de escape para salvar a Castillo.
Y esa es solo una historia de las que guardan los aureolistas acerca de los turbios manejos que se dieron, y al parecer se siguen dando, en el territorio michoacana.
Silvano supo hacer su bagaje de información política, lo supo manejar en sus tiempos oportunos y así llegó a ser candidato al gobierno del estado de Michoacán.
Silvano ganó sin problemas las elecciones que hicieron pedazos el cacicazgo que pretendía instalar en esa entidad el ex mandatario mexiquense Arturo Montiel.
Hoy Silvano inicia una nueva escalada política que lo puede llevar, si las circunstancias se le vuelven a alinear, a la candidatura presidencial de la Alianza Opositora, misma que por lo pronto trae como juguete nuevo a Xóchitl Gálvez.
Tal vez Silvano no sea el candidato presidencial, pero de que estará en el juego en el 2024, es una apuesta segura que será un factor a considerar.