Trump, ¡uy que miedo!
Por supuesto que todos los lemas de un candidato al gobierno o de una administración pública suenan maravillosos siempre. Son palabras mágicas que evocan idílicos tiempos, porvenir o posturas heroicas o promisorias. La imagen es sumamente importante. En una democracia la aprobación es la moneda de cambio. Cuando López Obrador tomó por tercera vez la candidatura para presidente de la República, dejó muy en claro que una de sus más importantes posturas era la anticorrupción. Y esta misma línea argumental la esgrimió para realizar grandes eventos, propuestas y estrategias de su administración. Se podría decir, que prácticamente se fundamentaba en esta línea, su plataforma completa. Muchos hemos interpretado que su lucha anticorrupción parecía estar más enfocada a un incendiario rencor político y social, con tintes de verdadera venganza, que a una propuesta que pudiera no solamente sostenibles, sino aplicables. Al cuestionar no solamente sus primeras decisiones, como la inclusión de Manuel Bartlett y otras fieras en su gabinete, se puso en tela de juicio la realidad sobre su principio de combate a la corrupción. Cuando los primeros escándalos comenzaron a sumar dentro de algunos de los particulares de su gabinete, incluso sus familiares, como lo son sus hijos, hermanos y otros parientes, esa estampa anticorrupción con la que se enarbolaba a la 4t, quedó no solamente cuestionada, sino insostenible. Pero con el descubrimiento de los recientes datos sobre el fraude de SEGALMEX en su gobierno, ha quedado más que claro que no solamente son corruptos y ambiciosos, dado que el monto por el cual se le señala nada mas duplica la cantidad investigada en el caso de la estafa maestra del sexenio de Enrique Peña, si no que además además están demostrando una ineptitud que este monero, poniéndose en el plan más cínico y negando con la cabeza mientras se da una palmada en la frente, los mira como despreciables ineptos sin las cabeza suficiente para ocultar bien su fraude.
Se rumora que dentro de la estructura creada de los servidores de la nación, están mencionando al pueblo que esa cantidad efectivamente fue robada, pero que lo hicieron para dar los beneficios que tanto cacarea el gobierno. Por supuesto que la población llana, la que recibe estos beneficios en forma económica, no puede cerciorarse si es verdad que este fraude los está llenando los bolsillos, ya que por supuesto dentro de la ilegalidad está la imposibilidad de demostrarlo. Pero con ello no pretenden demostrar nada simplemente dar su palabra de que son una especie de Robin Hood al mismo tiempo que son el sheriff de Nottingham, es decir, le están robando a los “ricos” (en este caso el propio erario público) para dárselo a los pobres, mientras que siguen ejerciendo la autoridad y la ley por otro lado, siendo que existen programas, creados, específicamente para hacer esto, no es necesario desviar fondos, es decir están duplicando el egreso, o más bien mareándonos con sus justificaciones en corto de la gran corrupción que se ha descubierto en grande. Ridículos e insostenibles argumentos. Por ello el presidente considera que no habrá una pérdida de confianza ni militantes, ya que creen ciegamente en lo que les diga.
Pero aún así le costará mucho trabajo al cabecita de algodón, continuar ocultando con su verborrea y sus acciones huecas la podrida e infame acción fraudulenta que realizó con su propia gente en SEGALMEX. Ya veremos cómo resulta esto.