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Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Cuando algo carece de la solidez suficiente para sostenerse por sí mismo, se le conoce como “fofo”. Muchas veces estas cosas aguadas tienen la tendencia de adaptarse a las formas que los rodean, incluso llegan a desparramarse a colarse a través de las grietas que lo permiten.
Esta inconsistencia sustancial puede verse metafóricamente en política, es muy parecida a lo que está haciendo el presidente Andrés Manuel López Obrador frente a las circunstancias internacionales que estamos viviendo.
Cuando era candidato a presidente, expresaba mil y una advertencias contra los Estados Unidos de Norteamérica y el entonces presidente Donald Trump. Ya siendo presidente, los vimos doblar la rodilla, doblar las manitas y doblar la actitud beligerante y convertirla en una sumisión.
Cuando el candidato era Joe Biden, AMLO se dió también el gusto de ofender y apoyar a Trump hasta que se definió la presidencia y quedó en el poder el demócrata. Este cambio de mandatario en el país vecino trajo de nuevo el bravuconismo de nuestro presidente, pero ahora con una nueva disposición ya que el presidente Biden no ha tomado en serio las vociferaciones del Peje.
Los recientes sucesos en los que cuatro ciudadanos norteamericanos fueron secuestrados en Matamoros,, y en el levantón fallecieron dos, ha elevado el discurso en el congreso de Estados Unidos, haciendo que senadores oportunistas del partido republicano convoquen a una intervención más dura y firme en el el territorio mexicano para el combate del narcotráfico, Buscando que su país reconozca a los carteles como grupos terroristas.
El congresista Dan Crenshaw que es quien está en esta ocasión promoviendo más esta línea de ataque, probablemente no encuentre eco ni siquiera en su propio partido. Tal vez solo sea otro pequeño Donald Trump, buscando la atención mediática para avanzar en sus procesos electorales internos. Pero rápidamente fue tomado en consideración en México sobre todo en el púlpito mañanero de Andrés Manuel, y a la voz de ¿Que se creen? repudió el comentario el presidente, lejos de la estrategia mostrada por Biden de no hacerle caso a los loquitos.
Sin embargo, en esa posición tomada con el presidente y su canciller, Marcelo Ebrard, se ve el reflejo de lo mismo que están haciendo en el lado contrario, este congresista y sus correligionarios, buscan atención mediática, ya que, como es bien sabido cualquiera de estas escenas produce atención sobre la Corcholata Marcelo.
Parte del discurso de López Obrador frente a esta situación, consiste en afirmar que nunca se va a permitir que fuerzas especiales intervengan en el territorio mexicano, aunque todos sabemos que desde hace mucho tiempo operan la DEA, la CIA y el FBI y otras agencias norteamericanas en nuestro suelo. Todos saben que la captura de Ovidio Guzman, la primera y la segunda, fueron por inteligencia prestada por esas agencias.
La posición del presidente en teoría se basa en el principio de no intervención entre los pueblos que es una de las premisas más importantes para nuestro país.
Sin embargo, con la mano en la cintura ha traído médicos militares de Cuba, que están permeando por todas las rendijas de nuestro país. Y que sabemos que su labor “altruista” no consiste únicamente en la atención de pacientes, sino que están instruyendo en la regiones más aisladas a población mexicana en los conceptos ideológicos de la izquierda, tal como se ha propuesto en el protocolo de Río.
De igual manera parte de la acusación de López Obrador contra los gringos es que no deben de inmiscuirse en los problemas de otros países, y, sin embargo, la tirantez diplomática que ha creado AMLO con el Perú a raíz de la destitución de Pedro Castillo y la institución constitucional y legal de una nueva presidenta, ha dejado mal parado a México en términos de su liderazgo como potencia latinoamericana. No solamente es digno de la palabra hipocresía, sino de un mandatario fofo que ha creado esta. Inconsistencia para colarse por las grietas de la situación internacional y expandir su intolerable y ridícula posición ideológica.
Este monero piensa que su falta de solidez linda ya con el grado de ser prácticamente baboso, es decir, su posición es insostenible y nos va a acarrear un sin número de problemas en el ámbito internacional. Y esto no es nada promisorio. Aunque para él su imagen de Pendenciero de pulquería, que el cree que es muy graciosa y que su círculo interno lo aplaude, resulta ideal. Que Dios y Benito Juárez nos agarren confesados.