Economía en sentido contrario: Banamex
CONACYT publicó, apenas el 13 de febrero, una convocatoria a quienes aspiren a una posición dentro de la modalidad II del programa federal “INVESTIGADORAS E INVESTIGADORES POR MÉXICO” en su emisión del 2023 (para detalles consulte: https://conacyt.mx/convocatorias/convocatorias-del-programa-ixm/convocatoria-2023-para-investigadoras-e-investigadores-por-mexico-modalidad-ii-para-dependencias-y-entidades-de-la-administracion-publica-federal/).
Como parte del contexto del análisis en esta entrega, el cierre de la convocatoria está programado para el 24 del mismo mes, apenas 11 días naturales para convocar a profesionales de la Ciencia, Tecnología e innovación, CTI, a que ocupen posiciones; breve lapso que significa una de dos: o son ganas que nadie atienda la convocatoria o las posiciones ya tienen nombre y apellido.
Esta columna opina, luego de una lectura reflexiva de la convocatoria, que la segunda opción es la de mayor probabilidad.
Quien aspire y atienda la citada convocatoria, deberán ceñirse a los perfiles descritos en el anexo único de este llamado; su contratación se proyecta por diez años al menos, según definen las bases de la convocatoria misma con un ingreso mensual nada despreciable por ser mucho mayor al que ofertan las posiciones en Instituciones de Educación Superior, IES, a lo cual podría sumarse la beca del Sistema Nacional de Investigadores.
Las descripciones en el anexo único no sólo incluyen el perfil académico, como grado requerido y área de especialización, sino que, además, describen dónde se daría cada comisión en términos de la dependencia receptora y la entidad federativa para realizar las actividades.
El anexo incluye 31 perfiles, sin que la convocatoria precise cuántas posiciones serán llenadas para cada perfil; dato que nos permitiría calcular la cifra del programa en esta modalidad y emisión, así como su proyección de ejercicio presupuestal para entender la presión financiera sobre el vapuleado sistema científico mexicano.
De los 31 perfiles 22 se describen para desarrollar las actividades en la CDMX, significa poco mas del 70%; se distribuyen 3 para Colima, 1 para Chiapas, 2 para el Estado de México y pocas mas con actividades en diversas entidades federativas.
Es claro un centralismo descomunal que manifiesta desconocimiento de las necesidades nacionales en CTI; de por sí son pocas opciones y están centralizadas, hechos que proyectan sólo efecto en emplear algunas personas, no tratan de consolidar el sistema científico nacional.
Ahora bien, también se dice qué institución o dependencia recibirán a las personas que satisfagan los perfiles.
12 perfiles se proyectan con comisión a CONACYT, casi el 40%, se distribuyen 1 para IMSS, 1 para la Comisión Regladora de Energía, 1 para la Comisión Nacional de Hidrocarburos, 2 para el INAH, entre algunas pocas mas; destaca que sólo 1 es para un Centro Público de Investigación, CPI, el ECOSUR, y que 3 serán para la empresa Litio para México, éstas con base en la CDMX.
La distribución por entidades y por instituciones o dependencias muestra este programa de CONACYT es una agencia de colocaciones, reitero que no es para fortalecer el sistema científico nacional.
Las IES y los CPIs tienen requerimientos y demandas para cubrir conocimiento, su generación y aplicación; las diferentes regiones y entidades federativas también distinguen sus necesidades para que la CTI oferte soluciones; van desde estudio de acuíferos, vectores bióticos y abióticos en desiertos, bosques de niebla, selva, montaña, etcétera, hasta necesidades de logística, manufactura 4.0, agroindustria, salud, energía y mucho mas.
Nada de ello se refleja en la modalidad II del programa citado arriba, tampoco alguna necesidad identificada por IES o CPIs, ni ningún requerimiento por entidad federativa; únicamente el centralista empleo en gobierno.
Bien que haya oferta laboral para profesionales de la CTI, pero muy mal que sea centralizada y sea para la colocación de sus cuates en pago de deudas políticas.