Libros de ayer y hoy
Isaac Asimov (1920-1992), novelista de ciencia ficción, concibió la historia titulada en Español como Yo Robot; la palabra robot, de origen Checo, se puede traducir como fuerza de trabajo.
Ahora la ficción comienza a ser realidad, ya en este espacio hemos tratado con diferentes desarrollos tecnológicos, incluidos el uso de robot y autómatas en diversas actividades que previamente eran humanas; desde barista de café, chef, ensamble cooperativo automotriz, entre mucho mas.
Ha destacado que, en el estado de California, EUA, se ha explorado que la fuerza laboral de robot e inteligencia artificial se inserte en el ámbito legal con su participación de sentencias en asunto legales de “menor calado”.
Ahora ha trascendido una invitación para que alguien permita que un robot le defienda ante la suprema corte de justicia de EUA; es otro rango de litigio.
La invitación incluye el beneficio de 1 millón de dólares a quien acepte su defensa bajo este esquema.
Una obviedad es que en nuestro país se dista mucho de estas aplicaciones tecnológicas, para empezar porque el derecho en EUA es regido por principios consuetudinarios mientras que el nuestro se enmarca en el positivismo.
Para continuar porque los bufetes jurídicos escasamente invierten en tecnología y desarrollo, vaya en juzgados muy apenas tienen computadoras para desplegar por internet la información de asuntos y sentencias, son mayormente usadas como máquinas de escribir; sin omitir que la tecnología informática implantada en juzgados es vulnerable a ciberataques porque no tienen sistemas de ciberseguridad.
De hecho, en los juzgados para diferentes materias se resisten a destinar presupuesto a la tecnología y cuando lo hacen se ponen de cuentachiles; desconocen que la tecnología cuesta y una bien desarrollada presta mejor servicio al gobernado y sus intereses.
Ni qué decir de la discusión de una urna electrónica o el voto por internet; la desconfianza de políticos denota su creencia en el sentido que “el león cree que todos son de su condición”, en vez de propiciar condiciones para hacer mas eficientes los procesos electorales, a partir de lo cual pueden reducirse costos y no como estrategia de control político-electoral.
La cultura de desarrollo e implementación de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, es ajena en muchos estadios de la vida mexicana.
Sin embargo, temas de mayor profundidad y preocupación subyacen a la interacción científico académica con el quehacer judicial.
En este contexto resalta que las instituciones educativas con componentes curriculares en derecho no incluyen las de CTI; de hacerlo, al llegar los egresados a instancias en su ejercicio profesional podrían comprender el desarrollo tecnológico, permítame usted soltar mi imaginación, e impulsar la implementación y desarrollo en este sentido.
Mas grave es que una misnistra de la SCJN, en México, plagió la tesis para obtener su grado de licenciatura, la UNAM ya ha dictaminado el asunto, ahora yace en las implicaciones posibles; hasta dónde recuerdo, el título y patente en abogacía es requisito para ocupar tal silla.
¿Qué implica que sea espurio su grado de licenciatura?
Coloquialmente implica que todas las resoluciones durante el ejercicio profesional de la plagiaria son dudosas; mas aun cuando usa la máxima tribuna judicial para defenderse y victimizarse, también que la probidad de la juzgadora es nula y que quien ha cometido el delito de plagio sentencia sobre intereses de particulares.
Para cometer el plagio, quien ha delinquido lee el texto de la obra plagiada, lo transcribe y publica en la que pretende sea propia.
Ese acto es premeditado y doloso ya que aspira a los beneficios resultantes de la obra plagiada; es decir, el título y patente para el ejercicio y usufructo con el grado obtenido indebidamente.
Al margen del millón de dólares, ¿usted prefiere un robot defendiéndole en litigio ante la SCJN o una juzgadora plagiaria?
Ahí lo dejo para la charla de sobremesa, ya veremos las implicaciones formales.