Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Creo que no tengo que recordarte que el sábado 26 de noviembre la selección de fútbol de Argentina le ganó 2-0 a la selección Mexicana. La mayoría lo esperábamos. Contrario al realismo mágico que últimamente ha llegado hasta la administración pública de nuestro país, muchos sabíamos que una selección que no nos gusta, sin varias de sus estrellas, dirigida por un tipo que no le tenemos mucha fe, en contra de un equipo con uno de los mejores jugadores vivos y que es de los favoritos para ganar esta edición del mundial, era un trago amargo que sabíamos vendría.
La fiebre futbolera de cada cuatro años se apodera de muchos de nuestros intereses colectivos, ¿Por qué no del comentario político y la opinión de este monero? Recientemente hubo elecciones para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y salimos igual de fregados que en el partido del sábado. Así que en este carácter festivo me permito narrar brevemente una reseña del partido.
El enfrentamiento se dio entre el equipo de la izquierda pambolera, improvisada y tumultuosa de Latinoamérica, cuyas filas se ha incrementado últimamente, como ya sabemos los veteranos se podría decir que son Cuba, Venezuela y Brasil y recientemente se ha incorporado México al cual en teoría se le consideraba la estrella en ascenso en el equipo, también la insípida Nicaragua, Perú, Colombia, Chile y por supuesto Argentina. Todos integraron el equipo de la Izquierda roja y populista, pero carente de un director técnico, solamente medio puestos de acuerdo comenzaron a jugar. México propone a Alicia Barcena como candidata para dirigir el BID pero por la izquierdosa naturaleza del gobierno de AMLO, tiene que retirar su candidatura (aunque digan que por razones personales) y mandan a Gerardo Ezquivel quien no alcanza el consenso de los demás participantes por lo que varios, incluyendo a Chile mandan su candidato, lo que hace, como siempre que la Izquierda comience a dividirse. Bolsonaro de Brasil propone a su compatriota Ilan Goldfajn, quien es visto con beneplácito por Estados Unidos de Norteamérica, quien se podría decir es el Director Técnico del otro equipo, los conservadores de Derecha, neoliberales azulosos. Pero en eso, le gana las elecciones a Bolsonaro el expresidente (y ex presidiario, otra vez) Luiz Inácio Lula da Silva, hagan de cuenta que fue un robo de balón al mejor estilo del jogo bonito de los brasileños, y sin más, por el apoyo y conveniencia que le da al nuevo gobierno retornante de la izquierda carioca, sostienen la candidatura de Goldfajn. Alberto Fernandez, el Kirchnerista argentino viendo que no tiene posibilidades decide alinearse al plan de Lula (que originalmente es gringo y bolsonarista) y en vez de apoyar a México remata dentro del área a la propia portería haciendo un franco Autogol, la izquierda pierde. Será que el director técnico de la izquierda está ocupado con asuntos en la vecina Ucrania, o será que los Argentinos recibieron una de esas ofertas que no puedes rechazar (también bola de corruptos que los gobiernan) pero el autogol entró derechito y sin salivita.
Por supuesto que México. Con su flamante gobierno lleno de las cualidades que corresponden a los altos estadistas, líderes mundiales y diplomáticos que hoy lo gobiernan procedió a chillar como marranos en el matadero. Primero a través de una carta indigna de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público con olor a la famosa Vitacilina y luego con el mismo ardor y sus eternos quejidos, el gran Mesías que juraba que el BID no servía para nada, se postró en su púlpito sagrado de la mañanera para mostrar que su rozadura era digna en inflamación y color del trasero de un mandril, con sus insultos característicos y su típica actitud de “al fin que ni queríamos”.
Pero, para quienes no creemos en las tendencias extremas (ni de izquierda ni de derecha) es un alivio ver que la Izquierda está como siempre dividida y corrompida si se compara en sus “laureados y honrosos ideales“ que poco tienen que ver con una realidad y con soluciones verdaderas para los problemas y mucho tienen que ver con los intereses económicos y egoístas de quienes gobiernan.
Como secuela, el presidente de Argentina, Alberto Fernández que tenía una visita programada a México se “enfermó” de su pancita y ya no vendrá, no crean que por los molestos lloriqueos del viejito culpalotodo de palacio que carece de la mínima etiqueta y el conocimiento de la diplomacia que requiere un país tan importante como el nuestro.
Y por supuesto, como actividad paralela, los chairos de la cuarta transformación se lanzaron en hordas a criticar vía redes sociales a los hermanos pamperos y a sobarle el lomo al cabecita de pañal.
Lo bueno es que ya falta menos amigos, a ver si algún día logramos salir del profundo abismo que nos está cavando el señor presidente López Obrador.