Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Las preocupaciones de Cuauhtémoc Cárdenas son genuinas y compartidas. Bien por él al comparecer ante el grupo plural de senadores y que éste ofrezca espacios en un momento relevante para la política y el Congreso, y dar voz a quienes mucho aportan al diagnóstico de la situación actual, con autoridad suficiente para romper con la inercia de polarización política.
Al fundador de la izquierda democrática mexicana no preocupan las campañas anticipadas promovidas desde la misma presidencia de la República, sino que los aspirantes no han dicho para qué quieren llegar a la presidencia, especialmente ante la desigualdad social e inseguridad en este gobierno. La realidad es que las posibilidades de la candidatura se complicarían de manifestarse independientes a la manera de pensar, decir o proponer de López Obrador. La excepción ha sido Ricardo Monreal y eso le ha significado ser marginal para la nomenclatura morenista y estar fuera del ánimo del mismo presidente.
Para la política es oportuno que Cárdenas ponga en duda la supuesta identidad de izquierda del proyecto político en curso, que no puede serlo por sus resultados, especialmente por la profundización de la pobreza, el arreglo con la oligarquía nacional y el deterioro de la soberanía nacional, particularmente por el crimen organizado y por el sometimiento de la política migratoria al vecino del norte. Tampoco tiene que ver con un proyecto de izquierda la propuesta de militarización de la vida civil. Cárdenas siempre ha rechazado la militarización de la seguridad pública, porque parte de la convicción que es lo peor para las fuerzas armadas y también para la sociedad.
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