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Trump, ¡uy que miedo!
Dedicada a mis amigos N. R. S. y L. A. E. C.
En diversas ocasiones nos hemos topado con casos en dónde los padres de alguna criatura no pueden ponerse de acuerdo sobre cómo cubrir las necesidades y quién conserva la guardia y custodia de la criatura. En muchas ocasiones hemos escuchado de padres desobligados que son perseguidos incluso por la justicia para pagar los adeudos en cuanto a sus pensiones.
En otras ocasiones hemos escuchado de qué el adulto qué funge como custodio del menor no cubre las necesidades del pequeño y utiliza los recursos qué se le otorgan para cuestiones personales. Por otro lado también se ha escuchado de cómo padres o madres gastan cantidades exorbitantes en los servicios legales llegando incluso a sobornar a los jueces para evitar las obligaciones con los menores.
Parece que en algunos casos los menores son olvidados y vistos como una simple molestia, una ficha de cambio, una palanca para dañar a una parte o la otra, una herramienta para sacar lo peor de las personas que solo ven por sí mismos y no por el bien de los menores. Hay víctimas en esta terrible cadena de egoísmo y corrupción, y estas víctimas, los menores, son los únicos que no se pueden defender solos.
No solo las autoridades, la sociedad completa debe de poner como prioridad el bienestar de los pequeños antes que nadie ni nada. El sistema debe combatir las grietas por donde se filtra la corrupción y priorizar la efectividad en la implementación de las leyes y preceptos.
Este monero en esta ocasión pretende visualizar este terrible problema que sigue permeando en nuestra sociedad y que debe ser combatido por todos. Debemos cuidar a nuestros niños y evitar que los que deberían ser responsables se conviertan en los primeros victimarios, empezando por los padres, continuando con las irresponsables autoridades y muy especialmente de ellos, los que incurren en actos de corrupción.
Por cierto que entre los círculos jurídicos no se ve como algo positivo el proyecto de trasladar los tribunales de la capital a la vecina Soledad de Graciano Sánchez. Los efectos en costos, tiempo y eficacia serán malos según la visión de varios jurisprudentes.