
El acero y aluminio de México
Mientras retrocedía en el tiempo hasta llegar a los años felices de la niñez, y comenzaba a recrearme en la sucesión de imágenes sobre ls infancia, juegos, aventuras fantásticas en la maleza cercana a la casa que mi imaginación convertía en bosques siniestros llenos de monstruos y peligros y que recortia montado en un palo de escoba como corcel y una vara a manera de espada; en las competencias de canicas, trompo, balero y yoyo o las mojadas construyendo «precitas» con muros de lodo para contener el agua que formaba arroyuelos en las calles, o me tiraba boca arriba en el césped para contemplar la Vía Láctea o como decían mis papás «El Camino de Santiago» en las noches claras y echábamos a volar la mente pensando que mundos y que gente habría en esos millones de estrellas que formaban el maravilloso cinturón sobre la Tierra de Norte a Sur, como un latigazo una voz en la televisión me arranco a la dramática realidad actual: esa voz decía que el mundo está sufriendo un acelerado y preocupante índice de infertilidad humana por diversos factores que tienen que ver con el ambiente contaminado, estrés la edad avanzada en que la mujer quiere tener hijos y la baja calidad del esperma masculino.
Dejé momentáneamente las añoranzas para saltar a la pregunta: ¿Hasta cuándo los seres humanos continuarán reproduciéndose?.
¿Hasta cuándo habrá niñez?.
Como si fuera un rayo me acordé de informes científicos sobre la natalidad en descenso aquí y ahora que podemos tomar como advertencia: en los países occidentales un 15% de la población de hombres y mujeres tienen problemas para tener hijos.
Entre los factores predominantes están la tendencia más arraigada cada vez en las mujeres para procrear en edades superiores a los 30 o 35 años porque primero aspiran a realizarse en el plano laboral, social, en lucir sus figuras juveniles por más tiempo renegando del paso de los años y en ptra vertiente, tener solamente un hijo.
Otro factor, en el caso de los hombres es la mala calidad de vida contemporanea consumo de sustancias tóxicas, alcohol, enervantes , potenciadores de vigor, cuyo efecto es muy dañino, factores ambientales como la contaminación, el estrés y hasta lineas de orden genético.
Cuando, de acuerdo a las investigaciones de expertos, una mujer decide tener hijos después de los 30 o 35 su biología ya no es la misma; a esa edad los ovocitos no tienen la misma capacidad ni calidad para la fertilización.
Se está recurriendo a la reproducción asistida lo cual entraña también una serie de riesgos biológicos, morales y éticos.
De golpe recordé películas de ciencia ficción que se están convirtiendo para nuestra desgracia en proféticas acerca del futuro de la humanidad. Una de ellas filmada en 1971 bajo el título de «Edicto Natalidad Prohibida» cuyo argumento se centra en la desición que tomaron gobiernos del mundo para prohibir la procreción durante 30 años, como una manera para detener la sobrepoblación de la Tierra.
Otra más reciente es el filme «Hijos de los Hombres» del cineasta mexicano Alfonso Cuarón cuando 18 años desde el último nacimiento que dejaba a la sociedad al borde del colapso, una mujer embarazada busca refugio en el Reino Unido para el proteger al bebe en sus entraña y se ve envuelta en un na cadena de terribles experiencias.
Por supuesto no pude evitar rememorar la estupenda producción «Inteligencia Artificial» que se refiere a la producción robótica de niños para sustituir a los seres humanos; una familia que ya un hijo pequeño adopta a «David» un niño robot con todas las características biológicas pero máquina al fin, pero que por alguna extraña circunstancia en su complejo sistema robótico llega a generar sentimientos y celos de su «hermano» lo cual da pie a una historia llena de sentimentalismo y drama.
Tras esta conjugación de recuerdos de la niñez con nuestra realidad enturbiada acerca de la natalidad y los presagios científicos sobre la limitación de nacimientos que ya afectan al mundo y plantean un incierto futuro, la pregunta surgió espontánea: ¿Tendrá futuro la niñez y por consecuencia la raza humana?
Decidí quedarme con los recuerdos y no pensar más en lo que viene, pero también con una verdad que no tiene objeción: La vida siempre se abre camino.
Pero debemos ayudarla deteniendo el caos social y ambiental que nos asfixia.
Feliz Día del Niño.