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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 15 de abril 2022.- Una de las tradiciones que más arraigo tiene entre la población potosina, ya sea considerada católica o no, es la Procesión del Silencio, misma que llegó a San Luis Potosí en el año de 1954, a través de los padres Carmelitas provenientes de Sevilla, España, quienes inculcaron a los toreros la devoción a la virgen de la Soledad, devoción que resultó en un viacrucis viviente en el que es representada la Pasión y Muerte de Cristo muy similar a la que se vive en la Semana Mayor en Sevilla.
En un principio solamente se hacía un acto de devoción en torno a la Virgen de la Soledad del Templo del Carmen, aunque dicha tradición comenzó a llamar a más feligreses, quienes llegaban con un solo objetivo, acompañar a Cristo y a la Virgen María en su dolor y soledad tras ser entregado a los romanos, esto de acuerdo con la historia católica.
La cronología de este viacrucis es simple, podría decirse, alrededor de las 20 horas, son abiertas las puertas del Templo del Carmen tras la solicitud de la guardia pretoriana a que Jesús sea entregado, mientras tanto es el Pregonero quien declama al paso de las imágenes reflexiones que invitan al arrepentimiento y devoción; durante la ruta procesional pueden ser escuchadas en distintos puntos estratégicos saetas flamencas.
La saeta flamenca tiene fuerte arraigo en la tradición de la semana santa, ya que este es un cante popular que se ejecuta al paso de las procesiones de la semana santa por las calles, cante que tuvo su origen en las copillas que cantaban los padres franciscanos en los siglos XVI y XVII, el cual diversos estudios históricos apuntan que esta es de origen andaluz, siendo interpretadas por primera vez por los hermanos de la Ronda del Pecado Mortal, quienes recorrían las calles invitando a los feligreses al arrepentimiento, quedando finalmente como un rezo voz alta, dirigido a la Virgen María o Jesús, pidiendo el perdón o alguna gracia.
Cada cofradía que participa en la procesión del Silencio lleva consigo una imagen con una estación del Viacrucis o algún Misterio Doloroso del Rosario, y cada cofrade se encuentra ataviado con los colores de su parroquia, esto en un significado de respeto, luto y humildad.