Preparativos para una amenaza llamada Trump
El encontronazo era de esperarse con las actitudes del presidente en sus declaraciones y el senado con sus iniciativas que asomaron claramente que la institución a fragilizar es ahora la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En nada ayudaron las bravuconerías de MORENA.
El campo de batalla está dado y el territorio definido, así como también los intereses en pugna, ya lo dijo el presidente: “no puede haber un gobierno rico en un país de pobres”. Qué gran sofisma.
La implantación de un nuevo régimen político en el país puede ser disruptivo ¿por qué no?, y también puede ser violento, ¿por qué no? y ahí es donde el “pueblo bueno” y “el malo”, ¿por qué no?, deben medir la consecuencia y sus alcances.
La violencia afuera de la Corte hace unos días con la agresión a un funcionario del Consejo de la Judicatura que la turba confundió con un ministro, así como la violencia mediática son señales de alerta para un estado de emergencia permanente.
El senador Ricardo Monreal que es muy activo en su cuenta de twitter @RicardoMonrealA, decía el jueves pasado que el senado buscaba soluciones y no confrontaciones. Los hechos me dicen algo muy distinto. Están plantadas las postas para una lucha de poder a poder. La confrontación ya se dio; ya está y las partes involucradas también en sus posiciones muy definidas.
¿Reduces tus sueldos o te llevo a que te nombren en votación pública donde se exprese la voluntad popular?
¿Cedes y no le abro ningún juicio político o impeachment al ministro Pérez Dayán que dictaminó suspender provisionalmente la aplicación de la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos, ¿Me empiezo a entrometer en la suplencia de la ministra Margarita Luna Ramos que deja el cargo el año próximo? Tú di Corte, qué quieres.
Es muy claro: el presidente no es empático con el actual régimen político ni con la Corte y sabe bien lo que quiere; el presidente no está confundido; el presidente sabe cómo actuar y hacer; el presidente sabe lo que quiere y ya estaba preparado. Si está bien o mal, ese es otro asunto.
Los que sabemos del estudio, tiempo y equipo humano que se requiere para elaborar una iniciativa de ley o de reforma, nos damos cuenta que ¡ya estaban listos!
Han actuado muy rápido; nos encontramos con una reforma o una nueva ley cada setenta y dos horas; es una tras otra. Están apabullando; fíjense como no hay ningún discurso opositor del PRI o del PAN; no hay oposición y el avasallamiento legislativo avanza cada día; no hay contención alguna de ninguna clase.
¿El presidente afrentó a la Corte? No, no la afrentó; quiere fragilizarla y quiere debilitar a la institución para controlarla.
Hay un “encontronazo” real entre los poderes ejecutivo y judicial y el saldo puede ser el equilibrio y respeto entre ellos o la sumisión de dos de ellos al ejecutivo. Mientras “el pueblo bueno” no entiende a ciencia cierta lo que ocurre y menos aún cuál será el resultado final de daños.
¿Y qué es lo que quiere el país? No, no el país, sino “el pueblo bueno” nada más; qué quieren los hombres libres que existen en todas partes del mundo, no importa; qué quieren las mujeres jóvenes, los viejos y maduros, ¿qué quiere realmente la sociedad mexicana fuera de consultas constitucionales o simplemente participativas? ¿Quiere una concentración del poder en un solo hombre? No sabemos porque no hay oposiciones reales.
El poder del silencio es neutro y el resultado del “encontronazo” entre la Corte y el presidente puede ser que contra la patria nunca tendremos razón y dadas las condiciones, nuestra única patria deberá ser vivir sumisos y sometidos. No creo.