
El uso del pasado
Hay conceptos que deben distinguirse y que toda autoridad en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, debe asimilar y comprender ya que no necesariamente lo tienen claro y, con ese desconocimiento, pretende elaborar políticas públicas; te digo Juan para ver si entiendes CONACYT.
Esos conceptos ameritan abundar, aquí un brevísimo resumen.
Uno es innovación.
Una innovación consiste de un producto novedoso que es aceptado y colocado en un mercado a partir de la tecnología que se desarrolla; dicho así, tenemos que una innovación puede incluso ser derivada de heurística, experiencia simple o con base en conocimiento propio.
La única forma de reconocer y documentar, probar, que el conocimiento es de autoría propia son los artículos científicos; si estos son publicados en revistas especializadas de alto prestigio es mucho mas fácil demostrar el origen de ese conocimiento.
Una innovación mas ausente en discursos e intenciones, planes y políticas públicas, al menos en México, es el modelo de utilidad; de esa hablaremos luego.
Otro es invención.
Una invención es resultado sistemático, quizá por heurística o desarrollo tecnológico con autoría de personas, derecho inalienable, y se pueden registrar públicamente, mediante la obtención de un título de patente o se pueden documentar conforme el secreto industrial.
¿Una invención puede llegar a ser innovación?, sí, puede, pero requiere que penetre mercado; ¿toda invención es innovación?, no, una vez mas, depende que se coloque en el mercado, que se venda, pues.
¿Toda innovación debe estar patentada como invención?, no, hay como opción el secreto industrial, alternativa mas compleja aún que la obtención del título de patente ya que siempre debe estar debidamente documentada para proteger los intereses del poseedor de los derechos de la invención o innovación.
El registro de invención en título de patente o el secreto industrial protege los derechos del tenedor de la labor intelectual por el desarrollo tecnológico o propiedad industrial que se trate.
Uno mas es desarrollo tecnológico.
Éste no es necesariamente invención ni innovación; y también puede ser adquirido mediante (a) experiencia simple, cada vez de menos frecuencia por el rigor de la tecnología, pero sucede, (b) asimilación o compra de tecnología, lo mas usual en el ámbito industrial que sólo desea insertarse, por ejemplo, en la manufactura de productos de terceros (antes llamada maquila), (c) integración, consistente en acoplamiento de tecnología para un fin o (d) con base en el conocimiento propio; la llamada ingeniería inversa sólo puede calificar como piratería.
El desarrollo tecnológico genera un tipo de riqueza que es intangible y compleja de monetizar, toda vez que no necesariamente penetra mercado, sino hasta que es innovación.
Por ejemplo, la construcción o modificación no destructiva de un equipo de medición se pude lograr en laboratorio científico o industrial mediada la asimilación, integración o a partir del conocimiento de autoría propia, esa no necesariamente se vende.
En laboratorios científicos ese desarrollo agregará valor, al menos a la formación de recursos humanos (ahí la complejidad en la monetización de esa riqueza) o en laboratorios industriales como estándares sobre productos o servicios, cuya monetización solo es simple cuando se vende como parte del producto o servicio; en cuyo caso ya es innovación.
Cuando hablamos de CTI se implica el desarrollo tecnológico y la innovación a partir de la ciencia, el conocimiento, su generación y aplicación.
La CTI no es el conocimiento aislado y sus productos, como artículos científicos, libros y recursos humanos científicos, tampoco es el desarrollo tecnológico aislado -asimilación, integración o adquisición de técnicas y equipo- sino que es la concreción tangible de conocimiento propio que madura al grado de penetrar mercado como productos, procesos y/o servicios.
Una ley progresista en CTI debe tener claro esto.
Estas definiciones aplican a toda área del conocimiento.