Murió acribillado frente al antro Dallas de Noche, en Soledad
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de diciembre de 2018.- A los 22 años Luis Cruz Hurtado, originario de la huasteca, se vio la necesidad de dejar sus tierras para trasladarse a la capital potosina para mantener a su familia. Hoy esta unos meses de jubilarse como celador y presume que se retirara “contento” y sin “rencor”.
No tardó en encontrar trabajo y desde entonces, a fines de la década de los 80’s, su vida ha transcurrido en el Centro de Prevención y Readaptación Social (Ceprereso); en enero del próximo año iniciará los trámites para jubilarse y así despedirse del que por 30 años fue su único trabajo.
Cuando la penitenciaria se ubicaba en la avenida Juárez, convertido hoy en el Centro Estatal de las Artes Centenario, Luis Cruz comenzó a trabajar como guardia en el penal, donde dijo, vivió experiencias inolvidables.
Por ser un lugar donde las personas están privadas de su libertad, el ambiente no siempre es amigable e incluso relató que le tocó vivir varios motines en ese reclusorio.
“Como guardia a veces fue complicado. Se manejan dos cosas, si la persona no da problemas somos flexibles, pero si es una persona problemática tenemos que proceder como lo marca y si no estamos acostumbrados tenemos que aclimatarnos a las circunstancias” relató.
Expuso que en ocasiones se debe moldear el carácter del guardia, ya que no se puede tener amistad con los convictos y únicamente se deben apegar a las reglas.
Pare él la parte complicada fue desprenderse de algunos sentimentalismos, sin embargo, no siempre es igual. “Hay quienes entienden las situaciones por las que se les detiene, pero hay quienes no; tenemos de todo, hay gente muy servicial y otros son muy agresivos”, contó.
Mientras estuvo en el penal de la avenida Juárez, don Luis Hurtado tenía encomendada la guardia en las bardas, vigilar los servicios interiores y exteriores.
En 1999, cuando se trasladó el penal a la delegación La Pila don Luis se convirtió en chofer de transporte, actividad que desempeña hasta la actualidad.
“Ha habido muchas experiencias y es un trabajo muy matado, muy sacrificado, porque para uno como policía o custodio no hay días festivos, no hay familia, no hay convivencia con la familia y se alejan, y nos olvidamos de cumpleaños, de navidad y año nuevo, porque tenemos que trabajar”, compartió con añoranza en su mirada, pues aseguró que, a pesar de este sacrificio, es un trabajo que le deja grandes satisfacciones.
“Fue mi primer trabajo y aquí me voy a retirar, me voy contento porque hice mi trabajo como me lo pidieron mis jefes, no llevo ningún rencor, ningún remordimiento con nadie, me voy súper satisfecho y muy agradecido con el patrón y con Dios que me está permitiendo llegar a estos días”, externó.
El sábado pasado don Luis acudió a visitar a la Virgen Morena y le dio gracias por la trayectoria laboral que está por concluir y contó que sus planes para su jubilación incluyen algunos meses de descanso, para disfrutar a su esposa y sus dos hijos, de 31 y 28 años.