Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Alejandro Moreno, o más bien Rubén Moreira del PRI se salió con la suya. La iniciativa presidencial de cambio en el paradigma de la industria eléctrica se votará después de las elecciones de junio. Así, el país continuará en la incertidumbre por la aprobación de la contrarreforma eléctrica, asunto que ha afectado de manera importante la inversión privada y, consecuentemente, el crecimiento económico para 2022. El parlamento abierto no dio lugar a un auténtico diálogo o debate públicos, ni mucho menos sirvió para generar un consenso sobre el sentido de la reforma.
Lo fundamental para Moreira no son las virtudes del proyecto de reforma, sino lo que ocurra en las elecciones de gobernador en junio. Lo relevante para él es la elección de Hidalgo, lo demás no importa, ni la industria eléctrica ni la economía. Se ve al presidente López Obrador como si fuera el dueño de los votos y de los candidatos que hacen lo suyo para ganar la elección. El chantaje que se pretende es una vergüenza para el PRI, para el resto de sus legisladores y, todavía más, para quienes conforman el bloque opositor. Hidalgo lo resolverán los votantes a partir de las campañas que hagan los candidatos y el PRI puede ganar, también Morena.
Por lo pronto Moreira logró acreditar que tiene sometidos a los gobernadores del PRI. La batalla de Hidalgo fue significativa. El CEN del PRI, es decir, Moreira, impone a los candidatos a gobernador. El mensaje es inequívoco para los mandatarios de Coahuila y del Estado de México. Resistirse a la postura del coordinador de los diputados significará para los gobernadores perder la capacidad de procesar su propia sucesión, a pesar de que en ambas entidades se perfila un resultado favorable al bloque opositor.
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