Ser periodista es, jugarse la vida
Como ya lo ha dicho antes este monero, la señorial política de este gobierno de Su Majestad y Santidad Andrés Manuel López Obrador no funciona cómo ninguna otra del pasado. Pero no por eso deja de ser igual de ineficiente y corrupta que las anteriores. Simplemente ha cambiado el espectro de sus favores y de su encono hacia diferentes sectores que los que les había tocado con los otros. Esto es con el gran beneplácito de toda la rencorosa chairiza que lo ha apoyado desde el inicio de sus campañas hace casi dos décadas.
Una demostración de lo que estamos diciendo se da en el caso de la designación de Embajadores para la representación de México en otros países. Se ha detectado que en principio de cuentas al Peje no le gusta la política exterior, le tiene sin cuidado, excepto la que se relaciona con los países directamente afines a su ideología de la fallida izquierda revolucionaria latinoamericana. Para todos los demás países, no importando si mantienen vínculos históricos y hermanados con nuestra nación, solo ha querido designar embajadores como recompensa a ciertas posturas, actitudes y negociaciones. Tal es el caso del nombramiento de algunos exgobernadores priistas supuestamente como pago a su “colaboración” para que llegara al poder algún candidato de la 4T, además de hacerles borrón a sus posibles (y en algunos casos bien sabidos) procedimientos corruptos durante su gestión. Una política de palo y premio que nada tiene de aplaudible y que a final de cuentas es igual que la acostumbrada en los odiados gobiernos del Prianismo.
Pero aún hay casos peores. Puesto que en el asunto del nombramiento de un pseudo intelectual de muy baja categoría y reconocido acosador sexual Pedro Salmerón. A pesar de haber sido denunciado dentro de su cátedra por alumnas y en su militancia partidista en morena por compañeras que fueron sus víctimas. El mentado Pedro Salmerón recientemente fue apuntado como embajador para Panamá. Detrás de este nombramiento hay una serie de sospechosas evasivas del presidente quien a pesar de que existen y son comprobables, negó que hubiera denuncias en contra de este individuo.
Se explicaría esta decisión tan solo por el hecho de que esté intelectualoide de baja estofa ha sido un defensor de la llegada de López Obrador desde sus campañas, pero se rumora que más bien el vínculo es a través de la gran historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, la “no primera dama” quién tiene aparentemente más influencia que las primeras damas de los gobiernos anteriores.
Tal vez no sea muy complicado explicarse el proceso que tiene la 4t para definir su moral y es que a pesar de los señalamientos hacia varios militantes como Félix Salgado Macedonio, Delfina Gómez o Manuel Bartlett, en cuanto el presidente toca con su sagrado cetro Imperial sus almas, estos quedan purificados y son dignos de ejercer puestos dentro de la Administración pública ante los ojos del presidente y la ceguera de sus seguidores, chairos de a peso, pueblo bueno y zurdos mojigatos por igual.
Pero en el periodismo tenemos la obligación de señalar estás injusticias que están incluso evadiendo la propia ley y burlándose de las promesas de honestidad y combate a la corrupción que aquel dicharachero candidato prometió al pueblo bueno que lo llevó a la silla presidencial y que cínicamente hoy se convierte en un merolico y charlatán que parece vendernos productos milagrosos a su pueblo, prometiéndoles un remedio para sus males, cuando lo que nos está dando es veneno, vil veneno. Y este veneno, tiene nombre, rostro y apellido. El problema es que una vez encumbrados, vamos a batallar para quitárnoslos de en medio. Quién sabe si no estaremos instaurando una nueva dictadura perfecta como la que nos regaló 70 años de priismo.