Clausura Pemex, GN y GCE 9 puntos de huachicol en carretera 57, tramo SLP
Chile, una de las democracias más consolidadas acaba de elegir a un presidente de 35 años. En los países longevos sus políticos son viejos, aunque no siempre es el caso. La edad, se asume, conlleva prudencia, experiencia y sensatez.
La juventud, impulso, arrebato y propensión al error. La comparación de Donald Trump y Barak Obama lo desmiente y no parece ser la excepción. México ha tenido ingratas experiencias con presidentes y gobernadores jóvenes. De hecho, la horneada más corrupta que se haya conocido remite a una clase política de jóvenes, la mayoría, priísta, causa del descrédito y debacle del tricolor.
Carlos Salinas fue un presidente joven, también Enrique Peña. Lo fueron como gobernadores sus actuales líderes, Rubén Moreira y Alejandro Moreno. Ciertamente, la juventud no es virtud, tampoco la edad. Andrés Manuel López Obrador aparenta más edad, incluso él dice que vendrá un o una sucesora joven, pensando en los nombres que él ha seleccionado como posibles candidatos. No es el caso. Ramón de la Fuente es 2 años mayor. Otros tendrían la misma edad que él en su arribo a la presidencia. Incluso Claudia Sheinbaum tendría 62 años, apenas 3 años menos de los de AMLO en ese entonces. El Presidente de Chile, Gabriel Boric, bien podría ser hijo de Claudia.
Más información en: Quadratín Yucatán