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Interceptan y asaltan a niños de equipo de fútbol en tramo SLP-Zacatecas
● El presidente nicaragüense y su esposa vicepresidenta mantienen en
prisión a los opositores más importantes. Hoy asestaron el golpe de
la 3ra. reelección. Se trata de impunidad internacional donde México
juega un papel muy vergonzoso.
El silencio de algunos países sobre las atrocidades de la pareja Ortega –
Murillo en Nicaragua es perverso, cómplice e imperdonable, al que este
domingo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, señaló: “orquestó
una pantomima electoral”.
Entre esos países de la órbita de los países del Alba bolivariana, a partir
del 1 de diciembre del 2018 se agregó el gobierno de Andrés Manuel
López Obrador con la conducción de Marcelo Ebrard Casaubón en
política exterior.
En la comunidad global no hay posición ética que valga, cuando el régimen
asesina a opositores, los mete a la cárcel para inmovilizarlos políticamente,
a otros los obliga al destierro, o se les sataniza con el poder del Estado,
irónicamente financiado con los impuestos de quienes se lleva a la
hoguera.
López Obrador y Ebrard han rechazado reiteradamente condenar la
brutalidad de Daniel Ortega y su flagrante violación a los derechos
humanos, con el pretexto de la anacrónica Doctrina Estrada.
El objetivo es mantener hasta donde se pueda la impunidad, reforzada con
países cómplices, como la pareja Ortega – Murillo.
Daniel Ortega es la típica historia de quien llegó al timón de un país con el
argumento liberador, de rescate a los pobres, de instaurar un verdadero
sistema democrático y desterrar la corrupción.
El exlíder del FSLN acabó en lo de todos los megalómanos que
invariablemente obedecen al instinto totalitario como ruta para permanecer en el poder.
Ortega Saavedra y su perversa esposa, Rosario Murillo es parte de la
historia de la infamia en Nicaragua, y hoy está a punto de ampliar la
dictadura a un cuarto mandato, será su tercera reelección.
En el 2018, la oposición salió a las calles a protestar, 325 de ellos fueron
asesinados en una serie de eventos que fueron señalados por la
Organización de Estados Americanos y otros organismos internacionales.
El poder judicial y el legislativo nicaragüense fueron presionados, después
cooptados, y ayudaron a moldear la estructura que instauró un populismo
punitivo, auxiliado por los gobiernos de Hugo Chávez, Nicolás Maduro,
Evo Morales y los hermanos Castro Ruz.
Esas leyes a la medida de Ortega y Murillo, tienen en la cárcel a Cristiana
Chamorro, la opositora más competitiva, y a nueve importantes figuras de
la oposición, que podrían sacar al ex guerrillero del Frente Sandinista de
Liberación Nacional.
Daniel Ortega ejerció su primer mandato de 1985 a 1990 y regresó en el
2007 para perpetuarse.
Durante la protestas antigubernamentales de abril de 2018, Nicaragua
censuró a medios de comunicación que divulgaron diversas informaciones
sobre las protestas., metió a la cárcel a periodistas, dueños de medios y
opositores.
También se impulsó una normativa de ley a la Asamblea Nacional de
Nicaragua que fue aprobada como “Ley antiterrorista” con el fin de prohibir las manifestaciones.
Organismos como la OEA y la CIDH lo han condenado en reiteradas
ocasiones por “represión brutal y acciones en contra de la libertad de
expresión”.
Hoy las calles de Nicaragua lucieron vacías, sin oposición ni equilibrio de
poderes, la democracia está enterrada en un sepulcro de la farsa de las
urnas.
Una imagen que queremos mantener a distancia.
Los espero este martes a las 3:30 en RadioFormula y Teleformula en el
programa de Eduardo Ruiz-Healy
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