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RIOVERDE, SLP., 1 de agosto 2021.- Dos décadas y tres años han pasado desde el momento en que Nena Konishi decidió abrir su propia escuela de ballet y formar a cientos de mujeres en una de las bellas artes más complicadas: comunicar con el cuerpo.
Desde entonces, sus alumnas se han convertido en madres de sus actuales discípulas, en una tradición dancística que la pandemia no ha detenido, aunque la maestra admite que ha sido un reto difícil.
Leonila Konishi Motta, Promotora independiente cultural, tiene una formación en artes, Licenciatura en Educación Artística; desde niña ha tenido el gusto por la danza, sin tener un ambiente en su entorno parecido.
El gusto por la música clásica siempre fue evidente e inició su formación en la práctica dancística desde los 10 años, más tarde como coreógrafa y actualmente 23 años como directora de la academia de ballet clásico Giselle.
Ha formado un grandes generaciones de hasta 90 a 100 bailarines en escena, se han montado adaptaciones de diferentes obras como El Lago de los Cisnes, Carmen, La Bayadera, Giselle, Coopelia, Don Quijote y otras más.
Nena Konishi a lo largo de su vida, ha visitado los mejores teatros en Londres, Inglaterra y apreciar obras con las mejores compañías de ballet, además, ha tomado clases por varios meses y compartido las salas con bailarines hombres, donde logró apreciar la fortaleza y habilidades dancísticas.
“Entendí que es necesaria la presencia masculina en una compañía de baile”, señaló.
Dijo que el ballet en México para los hombres ha tardado en tomar fuerza, “realmente son muy pocos hombres a quienes les gusta esta disciplina, actualmente el bailarín mexicano Isaac Hernández ha sido galardonado y poco a poco se van identificando algunos bailarines con él”, expuso al momento de difundir su escuela.