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SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P., 18 de noviembre de 2018.- El Festival de la Gastronomía Potosina ofreció la conferencia-cata “Vinos Potosinos” en la Alianza Francesa, a cargo del gastrónomo y especialista en comida mexicana, Marco Antonio Ramírez Palomo, del Instituto de Estudios Superiores en Gastronomía (IESEG), en la que los asistentes descubrieron la calidad del vino potosino.
Ramírez Palomo explicó que este evento, abierto al público, tiene como propósito promover los productos potosinos para darles importancia y relevancia, lo cual puede incentivar el consumo local y reactivar la economía local.
A pesar de que la mayoría de los potosinos desconocen la existencia de la industria vinícola local, algunos vinos potosinos han sido premiados con medallas de plata y de bronce en competencias con vinos de diversas latitudes, considerados entre los mejores.
“Si San Luis Potosí crea productos de calidad, es digno de darse a conocer y que mejor manera de hacerlo que promoverlo mediante su consumo”, invitó.
El vino presentado durante la cata es producido por Cava Quintanilla, denominado Laberinto y es un ensamble de tres diferentes uvas: Cabernet Sauvignon, Merlot y Tempranillo, y es uno de los mejores vinos que representa a la casa, con sede en el municipio de Moctezuma, localizado en la zona árida del Estado, el altiplano.
Presenta sabores frutales, entre ellos frutos negros y rojos maduros; su tonalidad es un rojo intenso y el color se logra al tener un buen producto de guarda; el sabor evoca sabores de la madera de los que sobresale su tanino ligero, un elemento natural encontrado en la pepita, en la piel de la uva y en el raspón que sujeta los racimos.
También está en la madera de las barricas donde se envejece o se fermenta. Mientras que su nivel de acidez invita a disfrutarlo. Otra de las recomendaciones de Cava Quintanilla es su vino rosado Nicole, que puede llegar a ser adictivo gracias a sus notas florales y frutales bastante sutiles.
Por su tipo de uvas puede compararse con cosechas españolas de la variedad Tempranillo o Cabernet, expuso el gastrónomo Ramírez Palomo.
Para producir vinos como Laberinto se requieren ciertas características ambientales que permitan el cultivo de la vitis vinífera. Estas condiciones se dan gracias a los microclimas, los cuales son un conjunto de condiciones climáticas particulares a los de la zona en la que se ubica.
En el caso de Cava Quintanilla, situado en Moctezuma a mil 630 metros sobre el nivel del mar, se cuenta con clima desértico con temperaturas promedio desde la floración a la cosecha durante el día hasta los 36 grados centígrados y por la noche hasta los menos dos grados.
El licenciado Ramírez Palomo contó que el señor Quintanilla, en un viaje a Francia, le surgió la inquietud por producir vino, y San Luis al contar con las características de suelo, temperatura, humedad, clima hizo posible esa idea.
Sus vinos solo se comercializan en la ciudad de San Luis Potosí y en la Ciudad de México.
Para preparar al paladar para el consumo de vino, explicó el gastrónomo, se debe “enjuagar” la boca con el primer trago, lo que permitirá que las papilas gustativas estén más receptivas y se logre hacer un análisis a profundidad de los sabores; aunque el alimento consumido antes e incluso el estado de ánimo puede afectar la percepción del sabor.
El acompañamiento perfecto de un vino depende de donde ha sido creado, pues los ingredientes tendrán que corresponder a la región donde fue producido o que puedan aportar sabores y aromas que se equilibren. La sutileza del vino no debe opacar al platillo, ambos deben disfrutarse, recomendó.
Uno de los elementos que pueden afectar el sabor del vino es el calor, pues ya que comience a tomar temperatura, su parte alcohólica se va a pronunciar más, mientras que la aromática quedará en segundo plano.
Existen temperaturas ideales para el servicio; en caso del vino espumoso la temperatura media tiene que estar entre los 6 grados centígrados y 8 grados. El vino blanco se puede servir entre los 8 y los 12 grados, mientras que el tinto puede tener hasta 15 o 18 grados.
El estar expuesto al sol durante mucho tiempo, provoca que el vino comience a oxidarse de forma rápida, lo que causaría la eliminación de sus sabores y olores y adquirir el sabor del vinagre.
Para aquellos que piensan que entre más caro el vino es mejor, precisó el licenciado en Gastronomía, están equivocados. Se pueden encontrar vinos de gran calidad a bajo costo, así como otros que pueden costar “miles de pesos y que no nos van a saber a nada”.
Sin embargo, los producidos en México pueden llegar a tener altos precios debido a los impuestos, a diferencia de vinos sudamericanos cuyo precio oscila entre 45 o 50 pesos por botella.
Para quienes no han probado vinos en su vida y se deciden a explorar, un buen comienzo son los ligeros en su grado de alcohol y una vez adentrado en el mundo de los vinos cada persona elegirá el de su preferencia, sin embargo, eso no implica que deba limitarse a probar nuevos sabores.
El licenciado Ramírez Palomo considera que la producción vinícola en San Luis Potosí tiene un futuro muy prometedor, pues tiene potencial, pero es necesario que los mismos potosinos consuman lo local para dar a conocer que aquí se hacen vinos de calidad.