
Los niños que fuimos
Esta columna comentó el 11 de Junio de 2021 que el titular de la Fiscalía General de la República, FGR, habría perpetrado un engaño que materializa el espíritu de cuatroteísta (https://sanluispotosi.quadratin.com.mx/opinion/real-espiritu-de-la-4t/).
Ayer, en el periódico El Universal, Guillermo Sheridan detalla las similitudes entre un texto al que el Fiscal General dio su propia autoría y otros dos previamente publicados por dos personas distintas; es una evidencia que coloca el tema en el foco del plagio (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/guillermo-sheridan/gertz-manero-la-sombra-del-plagio).
Así que el titular de la FGR no ha formado recursos humanos con nivel de doctorado, tampoco labora, con horas dedicadas a la generación conocimiento, en institución de educación superior alguna o CPI, sino que además no publica artículos ni libros de conocimiento original; peor aún, plagia obra.
Cualesquiera de los hechos anteriores son causales para que quien se pretenda en la investigación científica sea expulsado de inmediato del Sistema Nacional de Investigadores, SNI, todas juntas es un escándalo más que envuelve al CONACYT, uno que muestra de nueva cuenta lo turbio y desaseado.
El grito de la comunidad de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, entera es que la comisión de Honor y Justicia del SNI, tome cartas en el asunto.
Dicha comisión ya ha dictaminado en casos anteriores la expulsión de miembros del SNI a quienes se les demuestra plagio, hecho que sugiere es una buena alternativa, pero no olvidemos que esa comisión es nombrada por la directora del CONACYT, la misma persona que nombró la comisión ad hoc para el ingreso del fiscal general en el nivel mas alto de ese sistema.
Las redes sociales y comunidades científicas se están expresando de manera genuina, azoradas de la administración y política pública en CTI actuales, pero no perdamos de vista el contexto siguiente.
Hace pocos días retiraron de su encargo a la titular de la SFP, se dice que por desencuentros electorales respecto del Estado de Guerrero, mientras que en la comunidad CTI sabemos que la anterior titular de la SFP fue la persona que impulsó a la actual directora del CONACYT a la titularidad de ese consejo nacional.
La directora del CONACYT se halla en la búsqueda de alianzas políticas, las que tenía se derrumbaron; hecho que sesga toda acción, es un contexto fragilidad política, situación agravada por la cadena larga de desencuentros con la comunidad CTI y errores de administración pública.
Desde respiradores nunca entregados, pasando por varias controversiales modificaciones normativas que han sido enmendadas por otras instancias de la misma 4T y rechazadas por la comunidad, hasta proyectos financiados a discrecionalidad a la pareja sentimental de la otrora titular de la SFP.
Eso sin olvidar la desaparición de fideicomisos que permitían el financiamiento, de por sí escaso, a la CTI nacional para declarar posteriormente que ya no alcanza el recurso y propinar recortes adicionales.
Otro elemento contextual está en la candidata mas adelantada de Huey Tlatoani, quien fuera investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM hasta antes de dedicarse a la política de lleno.
Con autoría de artículos en revistas científicas internacionales y formación de recursos humanos, ella, la jefa de gobierno, tiene membresía en al SNI, en pausa por que no labora al momento en CTI; ella no se ha manifestado; ¿qué lado tomará el de la CTI o el de aliados políticos?
El desencanto sembrado por la actual dirección de CONACYT es amplio ante la cadena de pifias en la CTI, todo suma; ¿será momento que la jefa de gobierno coloque a alguien de su confianza en CONACYT a fin de recuperar los votos perdidos en el primer trienio?
De retorno al señalado plagio del fiscal general, esta columna asegura que esta calidad de hechos abre serias preocupaciones sobre la probidad cualquier persona, la probidad es una forma de vida que se proyecta, incluso, al escribir obra e ideas originales.