Libros de ayer y hoy
Primer trienio, el tiempo transcurre, la narrativa se preserva, el único proyecto persiste, triunfalismo y proyección futurista yacen en una realidad detenida, más que congelada en retroceso.
El mapa geopolítico en México se ha teñido mayoritariamente de un color, son 17 mas una verde, alto porcentaje del total, las entidades que se verán sujetadas a la voluntad de una sola persona; no veo a ninguna de esas contradiciendo al Palacio Nacional.
Las posibilidades de incluir en el desarrollo local a la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, luce difusa, borrosa y sin rumbo.
Quizá será posible en 14 entidades, con distancia política, donde podría propiciarse un soporte en la CTI para construir soluciones a problemas regionales y estatales; la presión fiscal puede ser factor para frenar que suceda.
Veremos si las entidades de otro color incluyen a la CTI en sus pilares de desarrollo, ya lo han hecho al menos con innovación.
No es despreciable, las 14 entidades tienen potencial sumado en áreas de conocimiento como biomedicina, aeronáutica, automotriz, metalurgia, bebidas y alimentos, biotecnología, electrónica y agroindustria entre otras pocas mas.
Estos sectores industriales soportarían turismo, comercio y manufactura tanto de demanda externa como de consumo interno.
Tampoco será suficiente, hay grandes retos regionales que requerirán recursos mas allá de las actuales capacidades estatales; me refiero a los recursos públicos y los privados.
Ejemplos de tales retos se ilustran en problemas medioambientales como el caso de la remediación hídrica del Río Santiago, de cauce interestatal, con el impacto ecológico en la Laguna de Chapala y la ciénaga entera.
Otra necesidad que escapa, por magnitud, a la capacidad estatal está en los puertos aéreos, marítimos e internos, los ferrocarriles y carreteras, la obra hídrica como presas además de conectividad satelital y digital de alto ancho de banda, etcétera.
La inversión privada será una alternativa para esta clase de soluciones, así que habrá opciones locales; empero la CTI llegará con ésta pues serán soluciones de las llamadas llave en mano.
No obstante, quienes gobiernen podrán ingeniar esquemas para reinversión local de utilidades desde esa iniciativa privada; el objetivo de esa reinversión de utilidades podrá ser de beneficio social y una posibilidad es hacerlo en CTI.
Los entes locales dedicados a las políticas públicas estatales en CTI podrían jugar un papel muy relevante en tales estrategias; para ello quienes gobernarán podrían convocar a profesionales de la CTI con experiencia para tal fin.
La seguridad pública es factura pendiente.
A manera de ejemplo que sí se puede, recordemos que los Emiratos Árabes, EA, lo han hecho, otorgaron grandes obras a iniciativa privada externa con condiciones de reinversión en CTI y otros temas de impacto social; de impacto a largo plazo y sostenible.
Con esta clase de esquemas los EA detonaron su entonces incipiente sistema en CTI y ahora lo impulsan con nuevos bríos e inversiones internas; los resultados serán vistos en breve.
Así el mazo de la baraja, aunque estrecho, aun presenta oportunidades para México.
Las 14 entidades federativas de distinto color al de Palacio Nacional representan un porcentaje del PIB nada despreciable, un potencial económico y social pujante; incorporar la CTI como pilar de su desarrollo marcará la diferencia en la forma de gobernar.
Para que esta posibilidad no se esfume habrá que estar atentos al proyecto de ley en la materia; ese anteproyecto que pretende alcances generales no sólo federales.
Otra opción es adelantarse, reformar la norma estatal para blindar la CTI local.
AL MARGEN: CONACYT ha rectificado los criterios de ingreso, promoción y permanencia en todos los niveles del área VIII dentro del Sistema Nacional de Investigadores, SNI.
El cambio responde a la presión de la comunidad CTI y de asociaciones científicas; ¿se pudo consultar antes para evitar tanto desgaste?, claro que sí. Ahora otras áreas seguirán la batalla.