
El uso del pasado
Un escenario que nos persigue a diario en las redes sociales en el cibermundo social de desconocidos, existe el tema sobre tu ex; hombres y mujeres proyectando a diestra y siniestra su trauma que ya impera en sus vidas como una cicatriz en la piel, la sombra de tu ex pareja. Reflejando en tercera persona (cuando denota ser primera persona) publicaciones a cerca de regresar con aquella persona que los engañó, los utilizó, incluso abusó de su confianza, convirtiéndose en una codependencia mucho más fuerte que el alcohol y el tabaco.
“Definitivamente, tal vez”, es una película del 2008 que ondea de una manera de comedia romántica el acontecer de un divorcio y la presunta incógnita. En el argumento de la cinta, Will Hayes (Ryan Reynolds) es un padre de 38 años de edad que se encuentra en medio de un divorcio. Al recibir su primera clase de educación sexual, su hija de 10 años de edad, Maya (Abigail Breslin), insiste en oír la historia de cómo se conocieron sus padres. Will cede, pero decide cambiar los nombres en su relato y algunos hechos comprometedores relacionados, creando así un misterio de amor para que su pequeña conozca en esencia la historia, pero un poco arreglada. Maya trata de adivinar cuál de las mujeres será su madre, ya que su padre tiene en mente nuevamente rehacer su vida en pareja.
No muy distante a la sociedad potosina y mexicana en general en la actualidad; el filme proyecta un hombre maduro y consciente, lo que no sucede en la vida real, ya que lo que se ve hoy en día, son hombres y mujeres que ya tienen nueva pareja sin haberse divorciado, y hablar de los pequeños, producto de su relación, se convierten en un obstáculo para su libertinaje, en hombres, considerado su segundo aire masculino, y, en mujeres, su derecho a irse porque así lo marca la ley.
La historia que Will le cuenta a Maya se representa en escenas en retrospectiva. De vez en cuando la película vuelve a la actualidad cuando la pequeña hace preguntas. Cuando una relación se ha convertido en una droga, la recaída se convierte en el enemigo más peligroso. Un historial prolongado de rupturas y reconciliaciones está relacionado con el aumento de trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión, que ya son tan común como una gripe. Y cuando las relaciones de pareja, son un ir y venir, se disparan los niveles hormonales, se altera el sueño, el apetito, la temperatura corporal, y el ritmo cardiaco. La ruptura de pareja, es una de las experiencias más dolorosas que el ser humano pueda sufrir, está cargada de una gran intensidad emocional, y acompañada de pensamientos de seguir en contacto con el otro, pero suelen reavivar el dolor, el odio y las fantasías de volver a estar juntos. Pero existe la otra cara de la moneda, la persona infiel que no genera dolor alguno por la situación, ya que su andar de corazón de hotel de paso, es su estilo de vida, pero, llega un momento en el que su karma se hace presente.
La película nos proyecta algo similar pero, la verdad, fantasioso, un Will que se ve involucrado con varias mujeres que entran y salen de su vida (así es el relato con Maya). Como se aleja de su novia de la universidad Emily, para perseguir sus sueños profesionales en la campaña de Bill Clinton. Se relaciona con una periodista llamada Summer, que lo involucra en un escándalo con su candidato al publicar información comprometedora para Will, pero exitosa para su carrera periodística. Y la chica de las fotocopias de la campaña, que resulta convertirse en su mejor amiga y confidente, a la cual le confiesa que desea proponerle matrimonio a Emily. Maya una niña muy inteligente descubre la historia, Emily es su madre y exesposa de Will, y que aún sigue amándola, y no descarta volver a reunir a la familia; pero se da cuenta de que su padre, todavía ama a April incondicionalmente y de una manera indescriptible porque lo irradia. Una hija con el gran amor de su padre, la confianza que existe, y la complicidad que los une, convence a su papá de buscar a April para que le externe su amor callado por muchos años.
Ayudando a su propio padre a no caer en la toxicidad de un reencuentro con su ex, a pesar de ser su madre, visualizando una vida plena para su padre, que generará vida plena para ella también. Una historia que no proyecta la conquista del amor, más bien su irremediable pérdida, con una espontánea Abigail Breslin (Maya), en un plan curiosa empedernida y una buena dosis de perspectiva crítica, en este caso al chocante y grosero modo de impartir la educación sexual en las escuelas. “Las segundas oportunidades, no están prohibidas, pero no deben tomarse a la ligera”. Retomarlo de nuevo tras un corto espacio de tiempo, podría indicar una falta de reflexión y un mal presagio del futuro. En todo caso, entablar una relación de amistad con una expareja no siempre es tan buena señal como parece. Al menos así lo indica la Universidad de Oakland, que sugiere que esta conducta esconde rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicopáticos.
Todos queremos tranquilidad, no todos los casos son iguales. Es aplicable para aquellas personas que tienden al juego “ni contigo ni sin ti”, y que tienen cierta necesidad de manipulación sobre los demás. Pero esa es otra historia que ya hablé en otra columna, y no de amor, precisamente. Búscame en Facebook como David Álvarez Productor.