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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 29 de abril 2021.- Solo el año pasado en San Luis Potosí se registraron 239 denuncias por casos de abuso sexual y 150 correspondían a menores de edad, en 2021 ya reportan 43 más contra niñas, niños y adolescentes, acercándose a doscientos agresiones de esta índole.
De acuerdo con la fiscal especializada en estos delitos, Juana María González Castillo, esperan que la reforma aprobada por el Senado para que estos delitos no prescriban pueda ser avalada también por el Poder Legislativo local.
Explicó que en el estado los únicos delitos que se castigan sin que el tiempo influya son los de violación, por lo que sería una buena decisión aprobar la ley que se dio a nivel federal, la encargada legal de perseguir delitos de índole sexual, mencionó que el proceso para que los diputados locales lo avalen es largo, pero ayudaría a eliminar la impunidad de la que son víctimas tanto menores como adultos.
«Los tocamientos de adultos son generalmente en la calle y por desconocidos, puede ser en el transporte o la vía pública, es decir en un contexto no familiar, en el caso de niños, la mecánica es distinta, generalmente los agresores están en el seno familiar, son padres, padrastro, abuelos, primos, incluso hermanos que tocan en este contexto a los niños, niñas y adolescentes», detalló la fiscal especializada en delitos familiares y sexuales, respecto a cómo se presentan este tipo de ilícitos.
Como ejemplo, Juana María González, relató un caso ocurrido durante 2020, cuando una mujer acudió a denunciar un tocamiento que se dio durante su niñez, aunque el tiempo ya había hecho efecto para no poder continuar con su denuncia, en términos legales, señaló que hay dos posturas que se contraponen, una que nulifica las demandas por el lapso de tiempo y otra que indica que son violaciones a los derechos humanos, generalmente la ley se aboca a lo que dicta el código penal.
Finalmente, la fiscal, dijo que la pandemia y el confinamiento, no provocaron un aumento de casos de abuso sexual infantil, sino que más bien reveló que el hogar no es el lugar más seguro, pues es el espacio donde más se presentan estos casos, seguido de las escuelas y los centros religiosos, aunque con la suspensión de clases presenciales y actividades religiosas, el seno familiar es el lugar donde más peligro corren los menores.